_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Batiburrillo de paz

EL PRESIDENTE Aznar constata la falta de avances en el proceso de paz y acusa a ETA y HB de haber roto la comunicación unilateralmente. Herri Batasuna responsabiliza al Gobierno de esa ruptura por no haber reconocido oficialmente la existencia del contacto, y ETA suspende -sin romper del todo- los contactos por la indiscreción de los delegados del Gobierno y la utilización electoral de los mismos. En fin, el PNV y EA culpan de todo al Gobierno y reclaman una mesa de partidos que aborde el conflicto político de fondo. Cada cual tendrá sus razones, pero el caso es que el conjunto forma un batiburrillo: mezcla de cosas inconexas y que no vienen a propósito. ¿No será que hablan de cosas diferentes?ETA y sus intérpretes han repetido por activa y por pasiva que lo iniciado con el alto el fuego no es un proceso de paz, sino "de construcción nacional". Esta expresión ha acabado significando algo así como creación de un nuevo marco jurídico-político que comprenda a las Vascongadas, Navarra y los territorios vascos de Francia. El Gobierno ha dicho claramente que no puede haber un precio político por dejar de matar y que de lo único que cabe dialogar es del problema de los presos. Este asunto ha ocupado hasta ahora un lugar secundario en los emplazamientos de ETA, pero se ha convertido en la bandera que unifica a los nacionalistas contra el Gobierno. El problema es que sólo cabe hablar de presos, y de eso es de lo único que ETA no quiere hablar de momento, el diálogo reclamado por Aznar es improbable.

Más información
ETA anuncia que suspende por ahora los contactos directos con el Gobierno

ETA considera un sabotaje al proceso la indiscreción del Gobierno, pero lleva un año dirigiéndose exclusivamente a los nacionalistas: instándoles a romper con los partidos no nacionalistas y a plasmar lo que considera mayoría abertzale en unas instituciones que desborden el marco autonómico. Durante años, el PNV -y luego también EA- se resistió a ello con argumentos de coherencia democrática: el Estatuto era el marco de convivencia de todos, legitimado por muchas elecciones, y no era posible empezar de cero. La novedad que introduce el acuerdo de Lizarra no es tanto lo que dice como lo que calla: la eliminación de toda referencia al Estatuto de Gernika como marco común y punto de partida de cualquier eventual diálogo. Ésa es la principal diferencia con el plan de Ardanza. El PNV y EA se pasaron al otro lado de la mesa, haciendo posible el reencuentro nacionalista y el alto el fuego; pero haciendo imposible, al mismo tiempo, el consenso de nacionalistas y autonomistas, y, por tanto, una mesa de diálogo político como la que propone Ibarretxe.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

A ello se añade que HB no sólo no impide, sino que justifica la coacción del disidente y que los resultados electorales no indican una impugnación mayoritaria del actual marco institucional. El batiburrillo responde, por tanto, a razones objetivas: cada cual está pensando en cosas diferentes cuando habla de proceso de paz. Aznar se ha limitado a constatarlo, adelantándose al anuncio de ETA, que tal vez conocía, o en todo caso intuía a la vista de las últimas advertencias de Arzalluz y Egibar.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_