Blanco quiere frenar el crecimiento de los regadíos hasta solucionar "el descontrol" en el uso del agua
Las sequías son cada vez más "persistentes e intensas". Ésta es una de las conclusiones "provisionales" del proyecto que ha puesto en marcha la Consejería de Medio Ambiente para evaluar las consecuencias de la falta de lluvias en la región. El estudio revela que, desde la última sequía (1992-1995), el consumo de agua crece a un ritmo mayor que los recursos hídricos (embalses, acuíferos) disponibles. El consejero de Medio Ambiente, José Luis Blanco culpó al Gobierno central de la falta de obras hidráulicas, y también lanzó un mensaje a los agricultores, los que más agua demandan. "El crecimiento del regadío debe ser muy limitado y sólo si hay un consenso para acabar con el descontrol en el uso del agua".
El sistema de análisis que la Consejería de Medio Ambiente desarrolla desde el año pasado ha detectado siete periodos de sequía en la región desde 1960 y destaca que los dos últimos, (1980-86 y 1992-95), son los más largos e intensos, sobre todo en las provincias orientales. Entre los datos recopilados por los técnicos de la Consejería, José Luis Blanco resaltó algunas paradojas: "En la última sequía, la superficie de cultivos de riego aumentó un 5%, cuando el 60% de los mismos no se podía regar por falta de agua". El consejero reseñó que entre 1992 y 1995 también creció la superficie ocupada por cultivos bajo plástico. "¿Hasta cuándo vamos a esperar esta vez para suspender los riegos, hasta que quede agua para seis meses?", se preguntó Blanco, quien abogó por lograr un consenso, "que evite la crispación social" y acabe con el "descontrol en los consumos y en la tecnología" de distribución del agua. El consejero insistió en que en esa mesa del agua deben estar representados "además de los intereses de los regantes", ayuntamientos, asociaciones de usuarios y también las empresas del sector energético que, tras los cultivos de regadíos (24.094 hectómetros cúbicos), son los que más agua consumen (4.915 hectómetros cúbicos) en la refrigeración de centrales térmicas de electricidad. El consumo urbano tan sólo se lleva 4.667 hectómetros cúbicos, mientras que los usos industriales absorben 1.647 hectómetros cúbicos. El descontrol en el uso del agua, según Blanco, también afecta a los precios: "El agua del grifo cuesta 100 veces más que la de riego, y la que se compra en el supermecado 25.000 veces más". La intención de Medio Ambiente de frenar el crecimiento de los cultivos de regadío choca de frente con la posición de la Consejería de Agricultura, cuyo titular, Paulino Plata, reclamo en el Senado (el pasado mes de noviembre) al Gobierno central que agilizase la aprobación del Plan Nacional de Regadíos. Plata defendió entonces que el Ministerio de Agricultura incluya financiación para las actuaciones establecidas por el Plan Andaluz de Regadíos (aprobado en 1996) que prevé la transformación en regadío de 61.420 hectáreas más (ya hay 814.000 hectáreas en la región), antes del 2005.
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