_
_
_
_
_
Reportaje:

Los andaluces están fascinados

La gaditana Elena Granados no podría estar más encantada de vivir en la Comunidad Valenciana. Se deshace en elogios y es prácticamente imposible arrancarle alguna crítica. El cordobés Antonio Pizarro, que no pudo posar para la foto, demuestra conocimientos profundos y exhaustivos de la provincia de Alicante que dejarían perplejos a muchos de los nacidos aquí. "En la Vega Baja encuentras agricultura, en Crevillente alfombras, en Elda y Elche zapatos, juguete en Ibi, turismo en Benidom, mármol en Novelda... esto no ocurre en ningún otro sitio de España", dice a cuenta de esta diversificación económica. Ambos se declaran "perfectamente integrados" en la Comunidad Valenciana. "Como dice Julio de España, yo soy alicantino de adopción", advierte Antonio, que vino hace 35 años a vivir a la Comunidad Valenciana tras casarse con una alicantina. Eso le permite citar algunas diferencias con sus paisanos. "El andaluz es un poco ostentoso", dice, "es un personaje que finge tener mucho aunque no tenga nada, mientras que la gente de aquí puede tener mucho y parecer que no tenga nada a ojos de los demás", expone. Elena no acaba de estar de acuerdo. "En Cádiz, el pueblo vive feliz con lo que tiene", apunta, pero Antonio insiste: "Siempre quiere aparentar". Antonio, pese a su cariño desmedido por la Comunidad Valenciana, cree que "las cosas han cambiado mucho y no a mejor. Alicante ha perdido mucho con la autonomía", señala. Fundamenta esta afirmación en razonamientos como que "el aeropuerto de L"Altet era el tercero a nivel nacional y estuvo a punto de cerrar porque había que promocionar el de Manises", o el desplazamiento a Dénia de las líneas marítimas con destino a Baleares. Lo que más les gusta. Responde Elena: "Si digo lo que más me gusta, digo que todo. Vivir aquí es un privilegio por el clima, por la gente...". Elena no se mudó a Alicante desde su Puerto de Santa María natal, sino desde Madrid, y señala que el cambio fue notorio, de una ciudad grande a una ciudad "muy acogedora, bonita y cómoda". Lo que más les chocó al llegar. A Antonio le impactó y le sigue impactando que la gente salga a la calle de cualquier manera. "Tengo familiares en Madrid y cuando vienen se sorprenden también de que la gente vaya en pantalón corto o con la camisa desabrochada. Allí parece que la gente, para salir a la calle, se arregla más", dice y reflexiona sobre la causa: "Debe ser un reflejo de una ciudad desenfadada, tolerante y abierta". Elena señala que encontró gente "tan acogedora y natural" que no le impactó nada. "He estado muy a gusto desde el primer momento", asegura. Principal diferencia con Andalucía. Elena reconoce que algo que no puede encontrar aquí es la alegría del sur, que "asumes como parte de tu tierra, de tus raíces". No obstante, advierte que los valencianos son también muy dados a la fiesta. Así nos ven. Elena no nota apenas diferencias entre los valencianos de Valencia y de Alicante. Antonio, sí. Para él, estos últimos son más industriosos y emprendedores. "Pero a los de Valencia no te los comas de vista, tampoco se duermen en los laureles", le replica Elena y apunta un rasgo de los norteños: "Me gusta lo artistas que son". "Son muy músicos", añade Antonio. Sin embargo, Elena cree que a los del sur les gusta más la fiesta. "No hay más que ver la afición por el disfraz que hay en Alicante", observa. Sobre los sureños, que es a quien mejor conoce, Elena dice que son "serviciales, abiertos y muy simpáticos" y destaca que "salvo excepciones, la convivencia ha sido siempre estupenda".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_