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Pinochet busca una salida rápida, sea por vía jurídica o humanitaria

El general Augusto Pinochet otorgó personalmente ayer plenos poderes a sus representantes legales españoles, los abogados Jose María Stampa y Fernando Escardó, para concluir lo antes posible el proceso judicial que se inició hace diez meses con la petición de extradición por parte del Gobierno español. En su primer encuentro con ambos letrados, en la residencia del sur de Londres, el ex dictador chileno expuso su deseo de lograr "cualquier salida", por vía jurídica o humanitaria, que le permita regresar cuanto antes a Chile.

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Fuentes próximas a los reunidos destacaron el buen estado físico y mental de Pinochet, que estuvo acompañado por el general Juan Carlos Salgado, jefe de la delegación militar que viajó recientemente a España y siguió a la capital británica. La fatiga, propia de un hombre de 84 años, impidió al ex dictador invitar a almorzar a sus abogados españoles antes de que regresasen a Bilbao.Durante el encuentro, de hora y media de duración, Stampa y Escardó aconsejaron al general que se enfrente a la vista de extradición, que se reanuda en Londres el próximo 27 de septiembre, y se mostraron contrarios a que su cliente se entregue voluntariamente a la justicia española.

Con esta estrategia, ambos letrados se aseguran la reducción de la acusación inicial del juez Baltasar Garzón a los cargos de torturas y conspiración para la tortura entre diciembre de 1988 y marzo de 1990, el periodo admitido en la sentencia del tribunal de los lores británicos. "Nuestro consejo es que no debe moverse de Inglaterra antes de que concluya el juicio de extradición".

Ambos abogados anticiparon los avatares del proceso en los tribunales españoles. "Queremos iniciar la batalla en España, que será dura, para conseguir la puesta en libertad del general o incluso la nulidad del proceso", dijo Stampa. Ante la justicia española, la defensa de Pinochet persigue denunciar las "muchas irregularidades" del proceso. "Estamos intentando que nos den vista de las actuaciones y poner de manifiesto la serie de irregularidades que se han cometido desde el principio", criticó el abogado.

Entre estas supuestas irregularidades Stampa destacó el hecho de que Garzón no diera el trámite de audiencia a la fiscalía para iniciar el proceso, que desoyera los distintos escritos del ministerio fiscal español y la demora indebida en la resolución de los recursos interpuestos contra sus resoluciones. "Todo esto es irregular, sobre todo contando con que una persona está privada de libertad", señaló en referencia a la libertad vigilada en que se encuentra el ex dictador.

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Por su parte, la ministra de Justicia, Margarita Mariscal de Gante, reiteró anoche el respeto del Gobierno español a las decisiones judiciales y descartó de nuevo cualquier solución extrajurídica, informa Europa Press. Abogó por la responsabilidad de la clase política en el caso Pinochet para que no se intente hacer un "discurso demagógico" y agregó que el Ejecutivo "respeta también a la democracia chilena y al sentimiento de un pueblo" con el que España tiene "mucho en común".

Problema visceral

Stampa y Escardó llegaron a primera hora de la noche a Bilbao por vía aérea desde Londres, donde reiteraron que la obsesión de Pinochet es volver a Chile: "Nos ha dicho que ése es su objetivo, que lo demás es cosa nuestra y que nos da luz verde para hacer lo que creamos oportuno. Se le ha dicho que haremos todo lo posible", señaló Stampa a la agencia Efe. "Lo primero es ver si el juez nos permite la personación en el proceso o no, y en caso negativo, recurrir. No hay nadie en el mundo a quien se le pueda privar de ese derecho fundamental de ser defendido, sea el general o cualquier otro". "Si no se entiende así, será por un problema político, visceral o de venganza, que no se compadece con el ejercicio profesional y que trataremos de rehuir a todo trance".Sobre la situación del general en Londres, Stampa aseguró que se encuentra "evidentemente estresado por la cantidad de tiempo que lleva allí sin libertad. Tiene 84 años y toda la tensión inherente al caso", resumió. Escardó reveló que el general les había transmitido que si el viaje se hubiera hecho un día antes quizá no les hubiera podido recibir, porque se encontraba "muy caído y cuando su estado de ánimo es bajo no quiere ver a nadie, porque es un hombre muy celoso de su personalidad y de su papel histórico y no le gusta que se le vea derrotado". Hoy, sin embargo, "estaba bastante animado, creo que nuestra llegada le ha animado y las expectativas que le hemos ofrecido también", agregó.

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