Desde Asturias y con amor
Ignoro cómo funciona el Instituto Nacional de Estadística en todo el territorio español, pero en Asturias, si un ciudadano necesita un certificado del IPC, tiene que desplazarse físicamente hasta la Delegación Provincial en Oviedo para poner su firma y su nombre en un vulgar impreso fotocopiado. Así, si el ciudadano que necesita el certificado vive en uno de los extremos de Asturias, tendrá que hacer, entre ida y vuelta, unos 300 kilómetros (sin autovía del Cantábrico). Eso sí, para poner su firma en el impreso ni siquiera le piden el DNI.Menos mal que en estos casos no está todo muy mal organizado y, con la buena voluntad de los funcionarios, el supuesto ciudadano puede dejar en la Delegación Provincial del Instituto Nacional de Estadística un sobre con su nombre y dirección y un sello para que le envíen el certificado por correo y evitarle otro recorrido de 300 kilómetros.
No se entiende que la Administración valore tanto la singularidad de las firmas y tan poco a quienes las ponen. Si en la Delegación Provincial no se firma ante notario ni enseñando el DNI, ¿por qué no vale una carta firmada y enviada por correo para la solicitud de un certificado que sólo ofrece un dato público? Una Administración que se pretenda moderna no puede seguir castigando a los ciudadanos -a los que se debe- con tales absurdos kafkianos. Yo me ofrezco a una colecta para que el Instituto Nacional de Estadística tenga, antes del año 2000, fondos suficientes para la adquisición de sobres y sellos con la marca de la casa.- .
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