El entierro en Israel del líder de los judíos germanos molesta a Alemania
El presidente federal de Alemania, Johannes Rau, acompañado de varios miembros de la élite política alemana, y el presidente del Estado de Israel, Eser Weizman, asistieron ayer en Tel Aviv al entierro de Ignatz Bubis, el presidente del Consejo Central Judío alemán, que falleció el viernes en Francfort. Bubis, que nació en 1927 en Silesia y perdió a buena parte de su familia en los campos de concentración nazis, fue enterrado en Israel, de acuerdo con el deseo que expresó poco antes de su muerte en una entrevista que resulta ahora incomoda para la imagen de Alemania en el mundo. En unas declaraciones a la revista Stern, Bubis, un liberal que siempre levantó su voz en contra de las discriminaciones raciales y el resurgir de la extrema derecha, dijo que no quería que le enterraran en Alemania, porque temía que su tumba pudiera "saltar por los aires" como la de Heinz Galinski, su predecesor al frente del Consejo Central Judío hasta 1992. La lápida de la tumba de Galinski, que se encuentra en un cementerio de Berlín, fue destrozada en un atentado. El Consejo Central Judío agrupa a 16 organizaciones regionales y 40 comunidades judías y se considera el órgano político representante de los judíos en Alemania. El equilibrio interno de la organización, fundada en 1950, ha sido modificado por la gran emigración de judíos rusos en los últimos años."No se trata solo de la voladura, sino también de todas las mamarrachadas que pueden suceder. El peligro de que se atente contra la dignidad del muerto es todavía muy grande aquí, especialmente cuando uno tiene un cargo público", dijo Bubis, que sufría ya síntomas de un cáncer mortal.
Unir pasado y futuro
Según Bubis, Galinski su predecesor, "estaba fijado en el pasado". "Yo intenté unir el pasado y el futuro. Hoy estoy más cerca de Galinski, también en lo que se refiere a la amargura", señaló. "En la conciencia pública no está arraigada la responsabilidad por Auschwitz. Todos en Alemania se sienten responsables de Schiller, Goethe y Beethoven, pero ninguno por [el ideólogo del genocidio nazi, Heinrich] Himmler", añadió."Con Bubis desaparece un representante de la última generación que ha vivido el Holocausto. Las nuevas generaciones combinan mejor su identidad local, su identidad judía y su identidad de ciudadanos alemanes y carece de la experiencia directa de los campos de concentración", señalaba Iren Runge, presidenta de la Asociación Cultural Judía de Berlín. Según Runge, el antisemitismo en Alemania ni ha aumentado ni es más intenso que en otros países europeos. "Tras el Holocausto, el antisemitismo en Alemania se canaliza de un modo distinto a otros países. Oficialmente, es como si no existiera, y por eso, cuando se expresa, lo hace de forma convulsiva". "A medida que el Holocausto se va distanciando en la Historia, hay más gente que se atreve a expresar en público argumentos antisemitas, bien aderezados intelectualmente", afirma Runge.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.