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Los comisarios entregan su "examen" a la Eurocámara

Los socialistas omiten preguntar a De Palacio por el escándalo del lino

Loyola de Palacio no ha tenido vacaciones. Como todos los comisarios europeos, dedicó la primera quincena del mes a contestar por escrito a decenas de preguntas -80 en su caso- que le ha formulado el Parlamento Europeo. Ninguna versa sobre el lino. Este examen escrito, previo a la investidura, debe ser entregado mañana lunes.

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De Palacio es "políticamente culpable" por las irregularidades en la percepción de ayudas por el cultivo del lino. A esta conclusión llegó el viernes Francisco Amarillo, portavoz socialista de Agricultura, cuando la comisión de investigación del lino acababa sus trabajos. El asunto "no está zanjado", recalcó.No va a ser, en todo caso, el Parlamento Europeo la institución en la que el PSOE e Izquierda Unida reabran el asunto. A la vicepresidenta de la comisión encargada de las relaciones con la Eurocámara y responsable, además, de Transportes y Energía, las correspondientes comisiones parlamentarias e, individualmente, varios diputados le han remitido 12 folios con 80 preguntas.

Abarcan desde su disposición a presentar su dimisión si su jefe, Romano Prodi, el presidente de la comisión, se lo pidiese, hasta la polémica tasación del combustible de la aviación civil. Pero no hay ni una sola pregunta sobre el lino.

Josep López de Lerma, el portavoz parlamentario de CiU, proporcionó el viernes su particular explicación del silencio socialista. "Callar en el Parlamento Europeo es el peaje" que ha tenido que pagar el PSOE para conseguir uno de los puestos de comisario europeo que correspondían a España. El socialista Pedro Solbes, de 56 años, es el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, y a él los eurodiputados sólo le han formulado 32 preguntas.

López de Lerma vaticinó incluso que ni siquiera en el examen oral, al que Loyola, de 48 años, se someterá dos semanas después del escrito, el 30 de agosto, los socialistas se atreverán a sacar a relucir el polémico asunto del lino.

Fortalecida por el informe que encargó a un comité de sabios, que acusó en marzo a la comisión de mala gestión y de nepotismo, y acabó provocando su dimisión, la Eurocámara ha endurecido el examen previo a la investidura. Lo ha equiparado prácticamente a los hearings por los que pasan los altos cargos de la Administración de EE UU.

Además de la prueba escrita, ha alargado hasta tres horas la duración de la comparecencia de los aspirantes a comisarios ante las comisiones de control. Cada presidente de comisión remitirá a continuación una carta a Nicole Fontaine, la presidenta de la Eurocámara, con su valoración del candidato. "Las apreciaciones negativas de los diversos comisarios serán tomadas en consideración a la hora de votar la investidura de la comisión", a mediados de septiembre, señala un comunicado de la Cámara.

"No va a ser un mero trámite" para los comisarios, advertía el eurodiputado alemán Ingo Friedrich. "Más vale ser muy crítico ahora que tener que lamentarse dentro de seis meses", añadía la liberal holandesa Lousewies van der Laan. "Es la propia comisión la que debe tener interés en iniciar su andadura sobre bases sólidas y sanas".

Las preguntas son un millar, para 19 aspirantes, pero ninguna pone en apuros ni a De Palacio ni a otros comisarios salpicados por escándalos de presunta evasión fiscal en sus respectivos países, como la luxemburguesa Viviane Reding o el portugués António Vitorino.

El único al que la Eurocámara quiere poner contra las cuerdas es Pascal Lamy, el comisario de comercio exterior que fue durante ocho años jefe de gabinete del presidente Jacques Delors antes de convertirse, en 1994, en el número dos del banco Crédit Lyonnais.

Necesitará hacer memoria para suministrar, por ejemplo, como se le solicita, "una relación de todas las reuniones que organizó con funcionarios de la comisión, a todos los niveles, cuando trabajaba al servicio del Crédit Lyonnais". Los eurodiputados también le van a marear con una batería de preguntas incisivas sobre los supuestos abusos de poder y fraudes perpetrados cuando era el brazo derecho de Delors.

Junto con las preguntas mordaces dirigidas a Lamy, hay otras cuantas absurdas formuladas a otros candidatos. Al austriaco Franz Fischler, que ostentaba la cartera de Agricultura y al que Prodi quiere mantener en el mismo cargo, se le interroga, por ejemplo, sobre si posee la experiencia suficiente para desempeñar ese mismo puesto.

"Lástima", se lamenta el colaborador de un comisario que ha ayudado a su jefe a responder al cuestionario escrito, "que los examinados no puedan, a su vez, preguntar al tribunal". "Se les podría interrogar a los diputados sobre por qué aceptan pagar al Estado francés un alquiler anual de 3.494 millones de pesetas por un nuevo hemiciclo en Estrasburgo totalmente disfuncional e inadaptado a sus necesidades".

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