La policía colombiana vincula tres crímenes a un ajuste de cuentas a cargo de sicarios
Madrid también es escenario de los sicarios de la droga. Las oscuras rencillas de una banda dedicada al blanqueo de dinero procedente del narcotráfico se ocultan detrás de los tres crímenes por ajuste de cuentas que han sacudido la capital en los últimos cuatro meses. Así lo confirman fuentes de la policía colombiana, que mantienen que el homicidio del pasado 31 de julio en el que murió de dos disparos en la cabeza Carlos Arturo V. M. está vinculado con el crimen de otros dos compatriotas suyos que fueron torturados y degollados en un piso de la calle de Orense, el pasado 13 de marzo. Todos pertenecían a la misma banda. El detonante de este escalonado ajuste de cuentas ha sido, según las citadas fuentes, la venganza por un robo dentro de la propia organización criminal. Los autores de los asesinatos fueron, según afirmaro a EL PAÍS estas fuentes, sicarios contratados al efecto.En la décima planta del número 18 de la calle de Orense (Tetuán), la policía encontró el pasado 13 de marzo una macabra escena: allí, ensangrentados torturados, yacían dos degollados. Se trataba de Jaime Marcelino O., de 42 años y originario de Manizales (Colombia), y de José Benigno V. B., de 36, nacido en Medellín. A los dos les habían propinado una bestial paliza y les habían desfigurado el rostro.
Por las características de este doble crimen, la policía sospechó desde un principio que se trataba de un ajuste de cuentas. "Ésa es la forma de actuar del sicariato colombiano, lamentablemente es su huella ", aseguró un portavoz de la policía colombiana en Madrid. Según esta misma fuente, el crimen de la calle de Orense está directamente relacionado con la muerte de Carlos Arturo V. M., otro colombiano asesinado el 31 de julio en el número 105 de la calle de la Infanta Mercedes, en Tetuán. Carlos Arturo recibió dos balazos en la cabeza, en el rellano de la escalera. Jaime Marcelino, José Benigno y Carlos Arturo pertenecían, siempre según la policía colombiana, a una banda de blanqueo de dinero que actúa paralela a las organizaciones de narcotraficantes. Jaime Marcelino llevaba 15 días en España y era, según fuentes cercanas a la investigación, el "cabecilla de la banda". Su compañero, José Benigno, había llegado al país dos días antes de su muerte. Aunque la autoría de los crímenes sigue siendo motivo de investigación, la policía colombiana los atribuye a rencillas internas en la organización criminal por el reparto del dinero. PASA A LA PÁGINA 3
La policía afirma que un robo dentro de la organización criminal desencadenó en cuatro meses los tres crímenes
VIENE DE LA PÁGINA 1 Frente a la versión policial que mantiene que un robo dentro de la organización criminal desencadenó en cuatro meses los tres crímenes, desde la Delegación de Gobierno se afirma que los autores son "delincuentes no jerarquizados ni organizados como bandas, y mucho menos como mafias". En este sentido, la conexión entre los asesinatos de las calles de Orense y de la Infanta Mercedes no ha sido confirmada por la policía española, pero se mantiene la hipótesis de que son ajustes de cuentas. En este fenómeno, según la Delegación de Gobierno, "los ciudadanos españoles tienen un menor riesgo de convertirse en víctimas", por lo que la situación "no es de alarma social". Y, según las estadísticas que ofrece éste organismo, la tasa de inseguridad en Madrid en lo que va de este año es menor que en 1998, "al margen de los ajustes de cuentas".La policía colombiana asegura que las investigaciones que se llevan a cabo pretenden averiguar quién o quiénes son los contactos de esta agrupación en España, pues supuestamente se trata de organizaciones mixtas, es decir, formadas por colombianos y españoles. La banda a la que hace referencia la policía colombiana actúa de forma similar a una organización que fue desarticulada en mayo. En esa ocasión, la Brigada de Delincuencia Económica detuvo a 17 españoles y colombianos que lavaban dinero procedente del narcotráfico. Esta organización blanqueó unos 5.000 millones de pesetas.
En esta oscura carrera de sangre y fuego en que se han convertido los ajustes de cuentas no sólo participan las organizaciones de blanqueo de dinero. A éstas se suman también, según la policía española, bandas de revientapisos y atracadores de joyerías, que igualmente resuelven sus enfrentamientos internos con homicidios. La última víctima de estos siniestros sucesos recibió dos balazos en la cabeza. Fredy P. R., de 22 años, colombiano, se encontraba en el interior de una cabina telefónica en la madrugada del pasado 1 de agosto en el número 41 de la calle de Tomelloso, en Usera. Hasta allí lo siguió el homicida, que, sin mediar palabra, le disparó a muy corta distancia.
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