El Ayuntamiento excavó el terreno en 1990 sin hallar los esqueletos
Hace nueve años, arqueólogos del Ayuntamiento examinaron el solar donde el pasado julio fueron descubiertos los restos humanos de la edad del bronce. Entonces se trataba de verificar si una pared colindante pertenecía a la antigua muralla de la ciudad. Los especialistas concluyeron que era un resto de la cristiana. Pero no profundizaron lo suficiente y se les escaparon los tres esqueletos prehistóricos, enterrados a tan sólo tres metros de profundidad (véase EL PAÍS del sábado). Posteriormente, en 1997, la Empresa Municipal de la Vivienda convocó un concurso de ideas para un edificio en ese solar. El objetivo era dejar a la vista del público el trozo de muralla cristiana. La obra nunca se ejecutó. Y ahora, para prosperar, deberá incluir el yacimiento.