_
_
_
_
_
Entrevista:

"Fidel Castro es el único disidente"

Eloy Gutiérrez Menoyo, de 64 años, se encuentra de nuevo en Cuba. Es la cuarta vez que viaja a la isla tras salir de la cárcel en 1986, después de haber pasado 22 años entre rejas por alzarse en armas contra Fidel Castro. Su primera visita a Cuba, en 1995, fue interpretada como un signo de apertura. Menoyo se entrevistó en aquella ocasión con Castro. Le pidió que le dejase instalarse en la isla con su familia y que le permitiese abrir oficinas de su partido político de oposición, Cambio Cubano. Después de cuatro años, Menoyo no ha logrado nada. Pero no se desanima. Pregunta. Han pasado casi cinco años desde su primer viaje a Cuba, y poco se ha avanzado en materia de apertura política. ¿O sí se ha avanzado?Respuesta. Indudablemente, el derribo de las avionetas [de Hermanos al Rescate] en 1996 frustró todo el avance logrado. Por eso hablo de la necesidad de retomar las riendas del diálogo.

P. ¿ No es el mismo Gobierno cubano el que frena la apertura cuando hay algún aire de flexibilidad?

R. Hay puntos coincidentes en la extrema derecha del exilio y la extrema izquierda de aquí. A veces da la sensación de hasta que trabajan en forma coordinada, y es cierto que cada vez que surge una posibilidad de avanzar en el diálogo se intensifica la maquinaria de represión y echa por tierra la posibilidad.

P. Después del endurecimiento de inicios de año y de las condenas contra los cuatro miembros del Grupo de Trabajo de la Disidencia, ¿cómo evalúa la situación actual de Cuba?

R. Yo tengo esperanzas de que al final prime la inteligencia y los gobernantes cubanos se den cuenta de que la reinserción en el mundo requiere no sólo que se levante el embargo estadounidense, sino que se levante el embargo a las libertades y a los derechos de todo el pueblo de Cuba, algo que es responsabilidad de este Gobierno.

P. ¿Siendo realista, cree que hay voluntad de caminar hacia alguna apertura política en Cuba?

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

R. Si fuera por el Gobierno, no se concedería nada. Pero hay una realidad. Tampoco querían la dolarización, ni las inversiones extranjeras, y al final la realidad les obligó a adoptar estas medidas.

P. Sí, pero quizás la idea es mantener un modelo similar al chino, de cambios económicos pero férreo control político.

R. Cuba debe darse cuenta de que la comunidad internacional está dispuesta a cooperar e invertir, pero si Cuba hace algo. Hay que caminar hacia un Estado de derecho, y eso es incompatible con el partido único.

P. ¿Cómo es el clima en Miami: más intolerante o más favorable a un reencuentro? R. Yo diría que hay una corriente mayoritaria en favor de la solución pacífica, una corriente que, desde luego, no controla los medios de difusión.

P. Pero ahora, con el auge de los balseros, el exilio más conservador parece más activo, algo que no ocurría desde la muerte de Mas Canosa. R. Es lo que decía antes. Los extremistas coinciden muchas veces en aplastar a los grupos que están por la solución pacífica.

P. ¿Quién tiene la culpa en el caso de los balseros?

R. La responsabilidad es de las dos partes. De EEUU, porque sus leyes son ambiguas, y esto, de una forma u otra, estimula la emigración ilegal. Por otro lado, la responsabilidad principal es de este sistema, que no es capaz de garantizar un salario adecuado a una persona para que mantenga a su familia. Si después de 40 años de oír que el imperialismo es monstruoso la gente quiere buscar su futuro en ese lugar tan malo en vez de en su propia patria, significa que el sistema ha fracasado.

P. La Cumbre Iberoamericana que tendrá lugar en La Habana en noviembre tiene detractores. ¿Puede aportar algo?

R. Puede aportar una visión de un mundo libre a los cubanos que viven en la isla. Se supone que los presidentes tendrán acceso a los medios de comunicación y, a través de ellos, podrán transmitir una pluralidad de opiniones que son necesarias y validas.

P. En el juicio que se acaba de celebrar en Cuba para exigir a EEUU una indemnización millonaria por los muertos de los últimos 40 años se le ha acusado de ser agente de la CIA.

R. Creo que la prueba más clara está en los documentos desclasificados por EEUU. En ninguno aparece mi vinculación con la CIA. Voy a estar en la isla hasta el 9 de agosto; así que, si quieren hacer un tribunal y demuestran que yo he pertenecido alguna vez a la CIA, yo mismo firmaré mi fusilamiento.

P. ¿Cree que si se hubiese levantado el embargo hace años este país habría cambiado?

R. Yo le diría que Cambio Cubano tendría oficinas en Cuba desde hace mucho rato. P. ¿Es Castro, a las puertas del siglo XXI, el hombre que debe guiar una transición en Cuba? ¿Lo cree posible?

R. Considero que es posible por una razón. La revolución que él proclamó en el año 59 fue una revolución que decía bien claro: "Ni imperialismo que ahoga a los pueblos ni comunismo que emplea el terror". Quiere decir que Fidel Castro, en ese aspecto, es el primer disidente de su revolución. Si Castro retomase las riendas de la revolución que él mismo proclamo, pues sería cerrar la página de la historia con broche de oro. A Fidel no se le puede negar inteligencia y astucia política para saber cuándo es el momento de hacer cambios. La realidad objetiva de este país impone que los cambios se produzcan ya si quiere integrarse en el mundo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_