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Torelló, capital europea de Jamaica

Cristina Galindo

Segunda jornada del festival U-Zona Reggae. Sábado. Más de 35 grados de temperatura asolan el recinto de la zona deportiva de Torelló (Osona), que se ha convertido este fin de semana en la capital europea de la música jamaicana. Después de la interminable fiesta del viernes -los conciertos se sucedieron hasta las ocho de la mañana de ayer-, los asistentes a uno de los festivales más importantes de música rastafari, que tiene como lema "vive y deja vivir", intentaban sobrevivir a la explosiva combinación de calor, falta de sueño y resaca festivalera. Todos los que tenían que estar llegaron el viernes por la noche, a pesar de que las puertas abrieron a mediodía. Había colas en la entrada para acceder al recinto donde la temporada pasada el Torelló C.F. descendió de preferente a primera regional. Aparte de los rezagados, numerosos festivaleros se rompían la cabeza para idear un plan que les permitiese entrar sin pagar. Un grupo de jóvenes se quejaba de lo difícil que está resultando colarse. Demasiadas vallas protegen este año el recinto y lo que hace dos veranos era una práctica habitual se ha convertido en la excepción. Un chico con acento francés organizaba una colecta personal en la puerta para reunir las 6.500 pesetas que la entrada cuesta en taquilla. Al final, consiguió entrar. Algunos se saben buscar la vida. Con cara de tener mucho sueño, los jóvenes, los no tan jóvenes y los hijos de éstos -hay familias enteras que se trasladan a Torelló cada año- intentaban librarse ayer por la mañana del sudor de la noche anterior en las duchas, bastante oxidadas y al aire libre, que están distribuidas por toda la zona de acampada. Otros prefieren los baños en el río.Un par de banderas piratas ondean por encima de las tiendas de campaña, que cubren todo el recinto. El calor es la nota dominante, a pesar de que los servicios de meteorología habían previsto lluvias para todo el fin de semana. Por suerte para los asistentes, se equivocaron. Aunque la organización ha ampliado el servicio sanitario, las colas siguen siendo inevitables. La noche del viernes fue intensa. El músico jamaicano Lee Scratch Perry, cabeza de cartel del festival, salió al escenario a media noche con su habitual gorra llena de compactos enganchados y con una bocina de bicicleta antigua que hacía sonar cuando creía conveniente. A pesar de sus 63 años, Perry, uno de los músicos más importantes del reggae, no dejó de moverse -dentro de sus posibilidades- por el escenario durante la poco más de una hora que duró su concierto. Pero la fiesta ya había comenzado antes con los Macaco, un un valor barcelonés al alza, que nada más subir al escenario atrajeron a los asistentes por completo, que vivieron el concierto en medio de un ambiente humeante. A las cuatro de la tarde de ayer sábado se reanudaron los conciertos. Los mallorquines Ca"n Nabis Sativa abrieron la segunda y última jornada del festival, ya que hoy no abrá actuaciones. Les siguieron formaciones como Roots Generator, Dusmiguet, el cantante Michael Rose y el pinchadiscos inglés de origen jamaicano Tippa Irie. El orden de las actuaciones del U-Zona Reggae es un secreto. Pero los asistente ya sabían ayer, por eliminación, qué grupos actuarían a lo largo del sábado, entre los que destacaron The Wailers, la formación jamaicana que acompañó a Bob Marley y que se apuntó a última hora al festival. La organización se niega a entregar esta información porque afirman que, con este sistema, la gente no se ve sujeta al reloj y hace libremente lo que le apetece en ese momento. Pero desconocer cuándo actúa este o ese grupo lleva también a confusión a los asistentes, que la mayoría de las veces no saben quién está actuando. Las numerosas actividades alternativas al maratón musical que ocupa el escenario son casi tan importantes como la música misma en cualquier festival que dure más de un día. Como novedad del mercadillo destaca un servicio de tarot y masajes para terminar el fin de semana limpio de cuerpo y espíritu. Igual que en años anteriores, sólo se puede comprar con wailers, la moneda oficial del festival, que tiene el aspecto de una ficha del monopoly con los colores de, por supuesto, la bandera jamaicana. Se vende de todo y casi nada es nuevo, pero hay algo que diferencia a este festival del resto: la simbología reggae, que se compone sobre todo de imágenes del ídolo Bob Marley, que sigue siendo el más admirado y conocido por los adeptos de la música jamaicana. Basta que suene una de sus versiones, como I wanna love you, para que todo el mundo se ponga a bailar como loco, haga frío (de noche), calor (casi siempre) o estén hechos polvo (a todas horas).

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Sobre la firma

Cristina Galindo
Es periodista de la sección de Economía. Ha trabajado anteriormente en Internacional y los suplementos Domingo e Ideas.

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