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Mir-bella

DE PASADAAdemás de poner su granito de pasta para combatir el tumor -20.000 le costó la gala contra el cáncer- Raphael contribuyó a la tranquilidad de los que habitan el planeta Tierra. "Paco Rabanne se equivoca: el miércoles ni se acaba el mundo ni arde París", aseveró el hermano de los astros tras el rigor de cámaras acción. Pero ¿y si la Mir no se diera de bruces contra la Torre Eiffel sino contra alguna nariz esculpida a golpe de bisturí de la jet marbellí? Por si acaso, y quizás por última vez, 500 benéficos intentaron salvar su alma de las llamas del infierno haciendo un cachito de bien. El mensaje de los jinetes del Apocalipsis -bebamos y comamos que mañana moriremos- triunfó y a ningún periodistas se le ocurrió consultar al cosmogónico sobre el futuro que se cierne sobre Gil. Total, ¿para qué?. Porque ¿y si el jueves, tras la bola de fuego, finalizan sus quebraderos de cabeza con Anticorrupción? El alcalde fue uno de los pocos que antes de probar bocado abandonó, y lo hizo acompañado de su señora esposa, que vestía de rojo para la ocasión. Pero no renunció a dejarnos una misiva. Dirigiéndose en verso a los baroneses Lewe les dijo: "Eso es lo que hace falta, / que a promocionar Marbella venga gente como vosotros / y no como otros". Lita Trujillo, ajena al Apocalipsis, hizo unas jugosas declaraciones: "Yo siempre tengo cosas que contar". Punto final. Intentaba hacerse la remolona frente a las cámaras y entrar a la cena lo más rápidamente posible porque, según dijo, odia tener fama de impuntual. Bárbara Rey, en cambio, estuvo prolija en palabras y movimientos de cadera. Tras un largo discurso de ¿hombres?-¿yo?-¿para qué?, le dio por bailar al son del Dúo Báccara junto a un varón más menudo que ella, al que literalmente disminuyó. Este año la ganadora del cofre de joyas, que rifan los joyeros del pueblo Gómez y Molina, no lo donó. (Gran decepción). Todavía le quedan un par de días para lucirse con ellas antes de lo de Mir-bella y, en cualquier caso, el cielo puede esperar. El pintor Graham Knuttel, que prefiere estudiar el beneficio a lo benéfico, ha sido iluminado por la cercanía del eclipse y ha dado con la llave para que el nuevo siglo, aunque suponga el final de la Costa, no traiga consigo la muerte del arte: "Los Gobiernos deben dar a los clientes el dinero de sus ayudas a la pintura para que estos compren cuadros". ANA L. ESCUDERO

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