Los integrantes de grupos racistas se multiplican por cinco en cuatro años
Al menos 10.400 españoles están unidos bajo lemas racistas en grupos violentos organizados. Pero podrían llegar a 20.800, según la estimación que el Movimiento contra la Intolerancia hace en el segundo informe Raxen, presentado ayer en Madrid y que pretende hacer un seguimiento de las agresiones racistas y xenófobas en España. El número de ultras se ha multiplicado por cinco desde 1995 gracias, en parte, a la "impunidad" en la que se mueven estos grupos, aseguró el presidente de la asociación, Esteban Ibarra.
En 1995 sólo 2.331 jóvenes estaban fichados por la policía por pertenecer a alguno de estos grupos violentos, la mayoría de ellos formados al calor del equipo de fútbol favorito, aseguró Ibarra. Los nuevos datos suponen, por lo tanto, que la cifra se ha multiplicado por cinco si se tienen en cuenta los 11.132 hinchas violentos controlados por las fuerzas de seguridad en 1998 y por nueve si se toma como base la estimación máxima del Movimiento contra la Intolerancia.Estos grupos han protagonizado "varios millares" de agresiones racistas en esta década, provocado 21 muertos y centenares de heridos en los aledaños de los estadios, zonas de copas, institutos o barrios con presencia de inmigrantes, prostitutas, drogadictos o mendigos, asegura el informe, financiado por el Instituto de Migraciones y Servicios Sociales (Imserso).
La violencia racista se ve favorecida por la actitud de los tribunales que, según el presidente del Movimiento contra la Intolerancia, no están luchando contra el racismo con todas las armas que la ley pone en sus manos. Por eso el estudio concluye que son necesarias "medidas más enérgicas", entre las que cita la necesidad de que la Fiscalía General del Estado actúe de forma ejemplarizante con los autores de este tipo de agresiones; que se cree una comisión parlamentaria para estudiar el problema, y se elabore un Plan de Acción, al estilo del que ya existe para los malos tratos domésticos, que coordine todas las acciones dirigidas a atajar este tipo de agresiones.
Hechos como los sucedidos en Terrassa (Barcelona), donde se vivió una semana de incidentes entre la comunidad marroquí y los vecinos de un mismo barrio; el incendio intencionado de una vivienda habitada por inmigrantes en Banyolas (Girona) o el de una mezquita en Girona, todos ellos ocurridos el pasado julio, son sólo ejemplo de que la situación se agrava, aseguró Ibarra.
Cataluña es, junto a Madrid y Andalucía, la comunidad que, según el estudio, sufre una mayor presencia de ultras: entre 1.500 y 3.000. Por detrás se sitúan la Comunidad Valenciana y Castilla y León (entre 1.000 y 2.000) y, al final, el País Vasco, Cantabria, La Rioja y Ceuta y Melilla (entre 200 y 400).
El informe pone en evidencia que el fenómeno ya no se circunscribe a las grandes ciudades. Banyoles (Girona), por ejemplo, apenas supera los 10.000 habitantes. Otros incidentes recogidos en el estudio, que no pretende ser exhaustivo, se han producido en Llanes (Asturias, 3.838) o Albadalejo (Ciudad Real, 1.753). El presidente del Movimiento contra la Intolerancia subrayó que estos grupos están presentes en todas las comunidades autónomas, que existen más allá de los campos de fútbol y que sus soldados, de todas las clases sociales, son cada día más jóvenes, "incluso de 13 y 14 años".
El número de agresiones racistas ha crecido en paralelo al de sus perpetradores, si bien las consecuencias de sus actos más violentos se mantienen estables: en los últimos cuatro años han muerto a manos de estos grupos 11 personas -la última, el seguidor de la Real Sociedad Aitor Zabaleta-, mientras que en el lustro anterior fallecieron 10.
Todos ellos fueron recogidos por los medios de comunicación, cuya actitud sobre la inmigración es analizada en otro informe presentado en el mismo acto por la Fundación CIPIE (Centro de Investigaciones, Promoción y Cooperación Internacional). Según éste, tres de cada cuatro de éstas noticias son presentadas de forma negativa, si bien el tratamiento es cada vez más cuidadoso.
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