Padecimientos

Desde la apertura de la tercera pista del aeropuerto de Barajas, un amplio colectivo de vecinos del norte de la Comunidad de Madrid venimos padeciendo una clase de tortura puesta en marcha y sistematizada por el Ministerio de Fomento. Yo compré una casa hace años en Ciudad Santo Domingo (Algete) con la intención de descansar con mi familia lejos del ruido y agresividad urbana, y una decisión arbitraria ha alterado mi forma de vida sin contraprestación alguna. La molestia continuada que suponen los despegues, en especial los nocturnos, no es nada comparado con el despliegue de la llamada Configuración Sur, que significa aterrizaje por encima de mi vivienda, emitiendo decibelios muy superiores a lo admisible, con una frecuencia de menos de un minuto. Hay que encerrarse en casa y ponerse tapones en los oídos, con sensación de impotencia y de rabia. Esta expropiación encubierta de nuestras propiedades no es admisible en un Estado de derecho. El supuesto interés general no puede pisotear de esta forma los derechos de las minorías. La consecuencia ha sido pérdida de votos y de alcaldías en la zona. Imagino que un castigo bastante inocuo, ya que se nos sigue amenazando con dos pistas más. El señor Arias-Salgado incluso ha llegado a jactarse de que él no verá el aeropuerto de Campo Real. El señor Ruiz-Gallardón, aparentemente nuestro único valedor, parece haber cedido finalmente a las presiones...El problema de Barajas no es de pistas, sino de objetividad. Es ridículo echar más dinero público a algo que no tiene viabilidad. En la manifestación del pasado día 28 pudieron ver la indignación y frustración de gente pacífica que se siente indefensa. Señores políticos: sigan en esa línea de abuso del poder que les conferimos los ciudadanos y de dilapidar el dinero público que les cedemos a través de elevadísimos impuestos, y verán cómo se sigue engrosando la lista de los votos en blanco del desencanto.-