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La obra de Daniel Txopitea recorrerá el año próximo el País Vasco y Navarra

Zarautz, uno de los municipios que marcó la vida del pintor Daniel Txopitea, acaba de rendir homenaje a este autor cuya prolífica obra ha sido expuesta en la Sala de Cultura de Sanz-Enea. Anteriormente fueron San Sebastián y Eibar las localidades que rindieron tributo a uno de los mejores artistas que ha dado el País Vasco. Su muerte prematura, en enero de 1997, impidió la explosión de su trabajo. Por eso, su viuda prepara, con el apoyo de numerosos artistas, varias exposiciones en Pamplona, Bilbao y Vitoria para el año 2000.

De las paredes del edificio cultural por excelencia de Zarautz, Sanz-Enea, colgaban más de cincuenta óleos y dibujos cuya estética, técnica y colores denotan los diferentes estilos que abarcó a lo largo de su carrera el autor. Daniel Txopitea (Eibar, 1950Zarautz, 1997) era un intelectual. Siempre buscaba el porqué y elaboraba una teoría que se puede leer en los textos que acompañan a sus cuadros: desde aquellos paisajes de su primera etapa, influenciada por la construcción geométrica postcubista, hasta la figuración fantástica, que cubre el periodo más dilatado de su actividad. Con motivo de la exposición en Zarautz, donde Txopitea se instaló en 1976, su gran amigo Antxon Sarasqueta escribió un emotivo texto sobre el artista: "Desde que nos conocimos pude comprobar que el rastro principal de Daniel Txopitea era la inteligencia. Por eso, desde que falleció he creído que su explosión artística todavía está por llegar. Fue una muerte prematura". Nada más conocer la noticia, varios artistas plantearon a su viuda, Begoña Cendoya, montar una exposición en la Galería Altxerri de San Sebastián, donde Txopitea ejerció de director durante los años 1987-1990. "A los tres meses ya estábamos homenajeando a Daniel. Fue impresionante. Estuvieron Chillida, Oteiza y todo el mundo", relata Cendoya, entrecortada por la emoción que le supone hablar de su marido. En Eibar, población en la que se estableció la familia de Txopitea cuando él sólo tenía dos años, el Ayuntamiento enseguida le dedicó un homenaje. Fue entonces cuando su amigo Jorge Oteiza decidió donar a esta localidad la obra Txopitea eta pakea, un gesto de tal generosidad que caló muy hondo en Cendoya y su única hija, Ainize. Luego vino la antológica montada por la Kutxa en San Sebastián, la recién concluida exposición en Zarautz y próximamente aguardan Bilbao, Pamplona, Vitoria e incluso Madrid "aunque no me gusta adelantar acontecimientos y prefiero ir despacio", asegura Cendoya refiriéndose a la última exposición, que aún no está cerrada. Daniel Txopitea demostró a lo largo de su vida que fue un hombre entregado al arte, no sólo a la pintura sino también a la literatura, siempre abierto a nuevas corrientes, como lo demuestra su prolífica obra.

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