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Un actor encarna a Cleopatra en una obra en Londres

Isabel Ferrer

Shakespeare enamorado, la película que refleja los supuestos problemas del genial bardo para completar su obra más famosa, Romeo y Julieta, ha recordado al público contemporáneo que las mujeres no subían a los escenarios ingleses en el siglo XVII. La nueva producción de Antonio y Cleopatra, otra de sus piezas esenciales, recién estrenada en el londinense teatro El Globo, ha recuperado al pie de la letra dicha tradición. El reparto es todo masculino y Cleopatra es encarnada por el propio gerente del centro, el actor Mark Rylance.Una vez superados sus principales recelos, resumidos en una doble pregunta: ¿resultará creíble o risible contemplar hoy a un varón en el papel de la reina del Nilo?, los críticos han coincidido en aplaudir el esfuerzo de la compañía que actúa en el teatro erigido en el mismo lugar del utilizado por el propio Shakespeare hacia 1598. Rylance lleva largos rizos oscuros, un vestido verde pálido con bordados de flores y pájaros y hasta una diadema para dar vida a Cleopatra. Según algunos comentaristas, su atuendo y maneras rozan "el transformismo sin caer en la farsa". La frase es de Kate Basset, que, desde el rotativo The Daily Telegraph, le reconoce luego al intérprete su valía. Según ella, su actuación consigue captar sobre todo el humor con que Shakespeare muestra a una mujer "poderosa y temperamental". Michael Billington, crítico de The Guardian, subraya también los aspectos más histriónicos de la protagonista. La reina de Egipto es una actriz nata hasta su último suspiro, "y Rylance la presenta con humor y capacidad de autocrítica a pesar de todos sus excesos", señala. El papel de Marco Antonio, reservado al actor Paul Shelley, sigue siendo uno de los más difíciles del teatro en lengua inglesa. Si Cleopatra es el personaje que todas las actrices desean encarnar para "graduarse" en las tablas nacionales, su amante romano "es aún más duro de conquistar por los actores", sigue Billington. Lo ideal sería presentarlo como "las ruinas de un templo magnífico habitado aún por los dioses". Shelley no pasará a la historia teatral del Reino Unido, según los expertos, pero sale airoso del trance.

Para los aficionados al teatro shakespeariano, las novedades no han hecho, sin embargo, más que empezar. Macbeth ha recibido un baño de modernidad en una producción montada para el próximo Festival de Edimburgo. La retorcida pareja que reinará en un mar de sangre se parecerá ahora a Fred y Rose West, el matrimonio asesino de la denominada casa de los horrores de Gloucester, destruida en 1996 y donde murieron 10 jóvenes.

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