"Buscaré el acuerdo con Madrid para tener voz propia en Europa"

El nuevo Secretario General de Acción Exterior del Gobierno, Iñaki Aguirre (Amberes (Bélgica), 1957) llega al cargo en sustitución de Andoni Ortuzar procedente de la propia estructura de la Secretaría, donde hasta ahora ha sido Director de Relaciones con las Colectividades Vascas. Su primera misión ha sido, precisamente, acompañar al anterior lehendakari, José Antonio Ardanza, en un viaje a Venezuela y México, en el que ha explicado de primera mano la nueva situación política a los vascos asentados en esos países, que mantienen una vinculación con los respectivos centros vascos. Pregunta. ¿Es dinero bien gastado los 750 millones invertidos en la última legislatura en apoyo de esos centros? Respuesta. Lo es. Aunque el dinero siempre se puede gastar mejor. Todos son voluntarios, y con esquemas de funcionamiento y mentalidades muy distintas a la nuestra. Queremos profesionalizar un poco su gestión, aunque se mantenga el voluntariado, porque al fin y al cabo, no se trata de empresas. P. ¿Qué aportan ellos al país? R. Han sostenido durante 150 años la imagen internacional de lo vasco, de modo que esa palabra no suena desconocida. Y la imagen es buena, porque son gente que se ha integrado institucional y económicamente muy bien. Una parte importante de nuestra emigración ha tenido éxito, está bien situada y tiene contactos muy válidos en todos los ámbitos, que nos han facilitado muchísimo el trabajo a las instituciones. Eso es un capital importante para un país tan pequeño como somos. P. ¿Hay que suponer que no introducirá usted muchos cambios, ya que procede del anterior equipo? R. Continuaré una labor que en los últimos cuatro años ha afianzado la acción exterior del Gobierno. P. Cuando uno no tiene la potestad de hacer política exterior ¿cuál es el sentido de una secretaría como ésta y su margen de actuación? R. El de política exterior es un concepto anticuado. Ya no hablamos de diplomacia, pero sí de defensa exterior de todos nuestros intereses, los económicos y los de nuestra identidad. La variable exterior está incorporada hace tiempo en regiones como Quebec, Flandes, Baviera o Westfalia y queremos que aquí también se contemple, no sólo desde lo institucional, sino desde las empresas, la universidad y todos los agentes sociales y económicos. P. ¿Qué deberes concretos se fija usted para la ´legislatura que ha empezado? R. La prioridad es reforzar el diálogo con Madrid para llegar a un acuerdo político sobre nuestra presencia en las instituciones de la Unión, básicamente en el Consejo de Ministros. También trabajaremos mucho nuestra relación y cooperación con las llamadas "regiones fuertes" de Europa, en particular Flandes en Bélgica, Baviera en Alemania y Westfalia o Salzsburgo en Austria. Ellos ya están donde nosotros queremos llegar y su experiencia, la de tener voz propia en los consejos de ministros europeos en temas que les atañen, es muy positiva y valiosa. P. ¿Por qué sigue atascado ese asunto, después de que hace un año pareciera que iba a haber un arreglo? R. Pareció, pero no ocurrió. Sólo hay una explicación: la falta de voluntad política real por parte del Gobierno central. El asunto es un tabú sin sentido, le tienen un miedo injustificado a nuestra presencia directa, que siempre sería dentro de la delegación española y para temas que nos atañen por nuestro autogobierno. Estamos desilusionados por la falta de avances, tanto en la conferencia sectorial en la que nos vemos las comunidades autónomas y el Gobierno, como en la comisión bilateral Euskadi-Estado. No hemos logrado lo que hace cuatro años pensábamos y tenemos que llegar rápidamente a un acuerdo; ésa es la prioridad de esa comisión bilateral. P. El Gobierno tiene ya unapropuesta sobre el particular elaborada por ustedes como depositarios de la confianza de todas las comunidades autónomas: ¿qué reacción espera? R. No tengo aún ninguna referencia. Lo veremos a partir de septiembre. Espero que se fijen en que hay al menos tres países europeos, y no cualquiera, sino Alemania, Bélgica y Austria, que no tienen ningún problema en que sus regiones estén en el Consejo de ministros de la Unión para defender cosas propias. Si hay voluntad, hay salida al tema, porque la cosa no es ni nueva, ni tan complicada o peligrosa. No hay que ver al diablo en todas partes. P. Al parecer algunas comunidades autónomas no cumplen sus compromisos allí donde sí pueden estar, como son los comités consultivos. R. Eso es una carencia de quien lo haga. Nosotros hemos tenido un interés histórico por Europa, no sólo porque pensáramos que de ahí vendría la estabilidad democrática, sino por convencimiento en el proyecto. Desde luego, no tiene sentido reivindicar presencia y luego no acudir, aunque en los comités no se tomen decisiones. Hay que pedir seriedad a todo el mundo, pero nosotros en particular la hemos tenido. P. ¿La nueva situación, con la tregua de ETA, facilita la labor en el exterior? R. Sobre todo facilita que cuando salimos podamos emplear el tiempo en explicar lo que somos y no tengamos que dedicarle mucho espacio a contar lo que no somos.