Atentado con bombas contra la catedral ortodoxa de Pristina, símbolo de los serbios
ENVIADO ESPECIALLa catedral ortodoxa de Pristina sufrió en la madrugada de ayer un atentado con varias bombas. No hubo víctimas, aunque sí daños materiales. Éste es el ataque más directo contra los símbolos serbios desde que, en junio, Naciones Unidas asumió el control de la administración de la provincia yugoslava. El edificio se empezó a construir hace tres años y se alza en medio del campus universitario, en el centro de Pristina. Los albanokosovares lo consideran un insulto y una demostración de poder por parte serbia. Nadie se ha responsabilizado del ataque.
Poco antes de la una y media de la madrugada de ayer se escuchó una fuerte explosión procedente de la catedral, un edificio de ladrillo rojo de una sola nave con planta de cruz griega, rematado por una cúpula gris brillante sobre la cual se alza una cruz dorada. Inmediatamente, soldados del regimiento irlandés del Reino Unido se trasladaron al lugar apoyados por helicópteros que, con potentes focos, iluminaban la zona. Según un portavoz de la fuerza internacional para Kosovo (Kfor), la explosión se produjo en una esquina del edificio, cuya estructura no ha resultado dañada según los primeros informes. El resultado podía haber sido peor si hubieran explotado todas las cargas del total de ocho kilos de explosivo colocado junto a un pilar del inmueble. Al menos tres de ellas no estallaron. Los soldados británicos realizaron ayer por la mañana la explosión controlada de las cargas restantes. El representante de Naciones Unidas en Kosovo, Bernard Kouchner, se mostró ayer indignado por el atentado durante una visita que realizó al lugar, situado a menos de cinco minutos caminando desde su despacho. "Esto es inaceptable", señaló Kouchner, quien opinó que el atentado, más que provocar muertos y heridos, tiene una finalidad simbólica. "La venganza debe terminar", subrayó. Veinte templos incendiados Sin embargo, éste es el segundo ataque en una semana contra un templo ortodoxo. En Urosevac, al sur de Kosovo, en la zona controlada por el Ejército de Estados Unidos, una explosión redujo a escombros una iglesia ortodoxa que previamente ya había sido incendiada. A pesar de las investigaciones no se ha detenido a nadie. Según cifras oficiales, el número de iglesias ortodoxas objeto de ataques supera ya la veintena. Los representantes de la comunidad serbia, en especial las autoridades religiosas, consideran que la Kfor no es capaz de garantizar la seguridad de los 40.000 serbios que quedan en la región. Mantienen que, además, se está incumpliendo la resolución 1.244 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en cuyo apartado 6 se estipula que "después de la retirada se permitirá el regreso de un número determinado de personal yugoslavo y serbio para mantener contactos con la misión internacional, marcar y limpiar los campos de minas, mantener una presencia en los lugares del patrimonio serbio y mantener una presencia en los pasos fronterizos". Lo cierto es que hasta ayer por la mañana la catedral ortodoxa de Pristina era un lugar al que cualquiera podía acceder y que por las noches quedaba dentro de una zona sin iluminación ni vigilancia de ningún tipo. Los albanokosovares, de religión mayoritariamente musulmana, consideran el edificio un insulto por parte del Gobierno de Serbia, ya que se erige en medio del campus universitario, entre el rectorado y la biblioteca nacional. En 1990, los estudiantes albanokosovares fueron segregados de la educación para los serbios y se les obligó a estudiar tan sólo en lengua serbocroata. Profesores y estudiantes se negaron en masa y abandonaron el campus montando por su cuenta una universidad paralela. Las autoridades de Belgrado permitieron que la biblioteca se convirtiera en un centro comercial, y en 1994 comenzaron a edificar una gran iglesia, visible desde varios barrios de la capital kosovar. "Esa iglesia no tiene nada que ver con la religión, es pura política", apunta Burbuqe Ismaili, una joven universitaria que opina que "ese edificio no debería estar ahí". Venganza El ánimo de venganza contra la población serbia de Kosovo no remite a pesar de los continuos llamamientos de los representantes internacionales en la zona y de la intensificación de las acciones de vigilancia de las fuerzas internacionales. El portavoz de la Kfor, comandante Jan Joosten, informó ayer de la detención de un albanokosovar en Pristina que mantenía secuestrado en un piso a un ciudadano serbio. El secuestrador tenía en su poder diversas armas, lo que dificultó su arresto, que fue ejecutado por una patrulla británica. En la localidad de Vitina, al este del país, tropas estadounidenses detuvieron el sábado por la noche a tres albanokosovares como sospechosos de mantener secuestrados en un apartamento a varios ciudadanos serbios. Los albanokosovares protagonizaron un enfrentamiento armado con los soldados de la Kfor, quienes lograron detenerlos sin que se produjeran heridos.
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