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EE UU prepara un sistema de control de las redes informáticas

Algunas autoridades alientan la psicosis de peligro ciberterrorista

El Gobierno de Estados Unidos prepara un sofisticado sistema centralizado de control de redes informáticas, públicas y privadas, para proteger la seguridad nacional de posibles ataques ciberterroristas. El plan, que incluye el rastreo de transacciones bancarias, telecomunicaciones y otros sectores neurálgicos, ha despertado temores de que pueda ser utilizado como instrumento para crear un estado policial.

El Gobierno de Washington niega que esos sean los propósitos y asegura que el plan responde a amenazas reales de las que han sido alertados los servicios de inteligencia. De ahí la urgencia, sostienen, de implantar la Red Federal de Detección de Instrusiones (Fidnet) supervisada por el FBI.La existencia del proyecto había permanecido en secreto hasta ayer, en que The New York Times reveló un esbozo del plan que oficialmente se anunciará en septiembre, sujeto a la aprobación de Clinton.

"Sabemos que hay varios gobiernos hostiles que están planificando una ofensiva cibernética y lo mismo ocurre con grupos terroristas", dice Jeffrey Hunker, director de protección de la información del Consejo Nacional de Seguridad, organismo del Gobierno que coordina la labor de todas las agencias policiales y de espionaje, como el FBI, la CIA o la DEA.

El sistema sería el primero de sus características en el mundo y entraría en pleno funcionamiento en el año 2003. La orden para crear este sistema la dio el propio Clinton, tras la reevaluación del riesgo de ataques en la Era de la Información. En palabras atribuidas al propio presidente en el informe publicado por dicho periódico, "un ataque concertado a las computadoras de alguno de los sectores claves de nuestra economía o del Gobierno tendría efectos catastróficos".

El software del sistema está diseñado para que los agentes del Gobierno puedan rastrear el flujo de información que entra y sale de las redes públicas -con excepción de las militares- y de los ordenadores de corporaciones y redes de centros de negocios. Entre otros objetivos, pretende evitar atentados contra las redes eléctricas, de comunicaciones, agua y transporte. Los controladores tendrían también acceso, teóricamente, al correo electrónico y documentos informáticos.

Privacidad en riesgo

Los grupos de defensa de los derechos civiles temen que esto sea el principio de un estado policial de dimensiones desconocidas. La intromisión del Gobierno en aras de la seguridad nacional se presta a abusos, opinaba ayer James Dempsey, abogado del Centro para la Tecnología y la Democracia de EEUU. Esta y otras organizaciones no gubernamentales, como la Unión de Libertades Civiles, presionan a la Casa Blanca y al Congreso para que se definan las fonteras legales entre la seguridad nacional y los derechos de los ciudadanos a la privacidad.El informe conocido ayer no esclarece qué tipo de información se va a recopilar, ni dónde se va a almacenar y a quién se le va a permitir usarla.

En todo caso, este plan de vigilancia informática ha visto la luz en medio del estado semiparanoico que se vive en las esferas más altas del poder de EEUU, que creen y pregonan que en cualquier momento puede producirse un ataque terrorista. El propio ministro de Defensa, Richard Cohen, publicó la semana pasada un artículo en The Washington Post en que afirmaba que la pregunta no es si van a atacar, sino cuándo van a hacerlo. Y el congresista ultraconservador Bill McCollum, que se distinguió entre los que trataron de lograr la destitución de Clinton por el asunto Lewinsky, aseguró ayer en la CNN que Estados Unidos se enfrenta a grandes peligros de ese tipo.

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