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Jatamí califica de "declaración de guerra" las protestas contra su política

El movimiento encabezado por los estudiantes entre el 8 y el 13 de julio para acelerar el ritmo de las reformas en Irán, y que terminó con 1.400 personas detenidas en violentos disturbios, fue calificado ayer por el presidente del país, Mohamed Jatamí, como una "declaración de guerra" contra su política aperturista. "Las reformas", dijo Jatamí ante 100.000 personas en Hamadán (300 kilómetros al suroeste de Teherán), en su primera intervención pública en 20 días, "deben producirse en un contexto de paz". Y sentenció: "La seguridad es la base de la libertad, el desarrollo, el progreso y la independencia".La vehemencia de Jatamí también alcanzó a las fuerzas de seguridad: el presidente criticó el ataque de la policía y de las milicias paramilitares el 8 de julio contra los estudiantes acantonados en el campus de la Universidad de Teherán. Una redada que incitó posteriores protestas y convirtió las movilizaciones en las mayores desde la Revolución Islámica de 1979. A causa de este incidente fueron destituidos y procesados dos jefes policiales.

El presidente iraní se dirigió directamente a los estudiantes: "Reitero las promesas que os he hecho... de proteger las libertades cívicas y los derechos legítimos de la nación". Jatamí reconoció haber llegado a un "acuerdo con la nación" para caminar con ella "hacia la justicia". El mandatario aludía, en este caso, a los conservadores, a los que refrescó la memoria: "En las elecciones presidenciales del 23 de mayo de 1997 [en las que fue elegido presidente del Gobierno], el pueblo decidió la dirección en la que debe marchar la nación".

Jatamí se mueve en el difuso espacio que se dibuja entre los conservadores, reacios a sus gestos aperturistas, y los resformistas, decepcionados por considerarle demasiado prudente. A pesar de ello, se muestra convencido de tener a los ciudadanos de su parte: "Ellos [los conservadores] intentan decir que la religión y la libertad no pueden convivir, y aseguran que las universidades representan un peligro para el islam y la revolución. Pretenden decir que la seguridad y la libertad no pueden coexistir, y que para mantener la libertad, las libertades deben cercenarse. Pero la nación no será confundida". Mientras Jatamí se daba un baño de multitudes en Hamadán, una ciudad con profundas raíces persas, el guía supremo religioso del país, el ayatolá Alí Jamenei, recibió en Teherán a algunos de los estudiantes reprendidos por la policía. La televisión iraní mostró las imágenes de Jamenei, asociado al sector conservador del país, besando y abrazando a los estudiantes, algunos de los cuales presentaban las heridas sufridas por las cargas policiales.

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