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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Carlos Sambricio puntualiza

En la tarde del lunes 26 de julio, su redactor Rafael Fraguas entró en contacto telefónico conmigo preguntándome cuál fue el papel jugado y cuáles los criterios de la comisión que en su día asesoró a la Oficina Municipal del Plan en la elaboración del Catálogo de Arquitectura Contemporánea a proteger. Horas más tarde, el citado periodista tenía la gentileza de leerme el texto que pensaba publicar, preguntando si tenía alguna objeción al mismo, confirmándole yo cómo lo escrito reflejaba nuestra conversación. En consecuencia, mantengo lo que se señala en el comentario firmado: sigo creyendo que nunca se retiró la protección al edificio de los Laboratorios Jorba y reitero que tal comisión era asesora, y no decisoria.Pero mi sorpresa viene cuando en la portada del suplemento dedicado a Madrid leo, encuadrado, un escandaloso titular: Un catedrático demuestra que una decisión política desprotegió "La Pagoda". Y digo escandaloso porque jamás, como puede deducirse de la lectura del texto firmado, afirmé nada por el estilo, y señalar, como se hace, que "las afirmaciones del catedrático implican que la decisión de autorizar la demolición... corresponde a los responsables políticos" es algo que nunca expuse y que no aparece en el texto fielmente entrecomillado publicado por su redactor.

Por ello quisiera aclarar lo siguiente:

En 1993, la Oficina Municipal del Plan pidió a los arquitectos Julio Cano Lasso y Javier Carvajal que elaborasen una relación de los edificios contemporáneos que, en su opinión, debían figurar en el catálogo de edificios protegidos.

Con fecha 5 de octubre del mismo año, Julio Cano Lasso remitía a José Miguel Rueda una primera relación de éstos, incluyendo, dentro de los edificios industriales, laboratorios y periódicos (página 6), los Laboratorios Jorba, de Miguel Fisac; Torre España, de Fernández Martínez de Velasco; Óptica Essilor, de José Manuel Sanz Sanz (en la calle de la Bastida, s/n) y el edificio Aragón, situado en Alcalá 506, obra del mismo Julio Cano Lasso.

Pocos días más tarde (concretamente el 22 de diciembre de 1993), el mismo Cano Lasso remitía su propuesta definitiva (en un total de 354 edificios), ampliando a un total de ocho los edificios industriales, al añadir a los anteriores la fábrica Martini & Rossi, de Ferrater Ramoneda; el edificio de Olivetti en la calle de Valentín Beato, de Antonio Perpiñá; el edificio de almacenamiento en la calle de Santa Gabina, de Mariano Bayón, y los almacenes situados en la ronda de Valencia número 1, de Sánchez Rodríguez.

A la vista del trabajo existente, la comisión pidió a los miembros de la misma que actuasen como ponentes de distintas áreas, informando entonces unos sobre determinadas zonas del ensanche, otros sobre otras del casco interior, y el 31 de enero de 1994 presentamos (el otro profesor de la Escuela de Arquitectura y yo mismo) nuestro informe al trabajo de Carvajal y Julio Cano.

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En base al trabajo previo realizado por ambos, y tras discutirse en comisión, algunos edificios mantuvieron el nivel de protección propuesto; en otros, el mismo se rebajó, y otros fueron descatalogados. Guardo todavía aquellos documentos y puedo señalar cómo los correspondientes a los números 2, 3, 4, 6, 7, 8, 10, 11... de la relación de Julio Cano Lasso fueron rechazados, mientras que los números 1, 5, 9, 12, 17... mantuvieron la protección sugerida por Julio Cano.

Por ello, y al haber sido ponente de aquel informe, puedo señalar que el número 84 (el correspondiente a la fábrica Martini & Rossi) fue descatalogado, mientras que el número 85, el edificio Jorba de Fisac, fue, de acuerdo a la propuesta de Cano, propuesto con protección integral. Siempre pensé que aquel acuerdo se había mantenido, conforme al espíritu que durante cuatro largos años se mantuvo en una comisión que vio y analizó más de 20.000 expedientes.

Pero hoy por la mañana, comentando el tema con el entonces responsable de la comisión, Ángel Sanz, me señalaba cómo en el Catálogo definitivo de Arquitectura Contemporánea presentado por la Oficina Municipal del Plan el 31 de agosto de 1994 (página 17) los únicos edificios industriales protegidos eran el laboratorio Profidén, el edificio Aragón... y la fábrica Martini & Rossi, no figurando, en 1994, el edificio de Fisac. ¿Por qué razón figura el número 84 (fábrica Martini), y no el 85, los Laboratorios Jorba? Sinceramente, lo ignoro, y puesto que en los más de 20.000 expedientes vistos nunca hubo cambio alguno en el nivel de protección del edificio o en la desprotección del mismo, sólo cabe pensar en un involuntario error. Pero conviene igualmente dejar claro que nunca hubo alegación al respecto ni cuando la citada lista fue revisada por otro especialista ni cuando se dio a conocer en información pública.- Catedrático de Historia de la Arquitectura y del Urbanismo de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. .

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