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El uso de agua por las familias vascas apenas ha experimentado cambios en los últimos 20 años

El País

VIENE DE LA PÁGINA 1 En Bilbao, desde el año 1984 se cobra en cada recibo justo la misma cantidad que se factura por el consumo exclusivo de agua con el objetivo de financiar el Plan Integral de Saneamiento del Gran Bilbao, uno de los mayores proyectos de infraestructuras del País Vasco, con un coste de 100.000 millones de pesetas y que concluirá en el año 2005. "El recibo incluye la tasa de abastecimiento, saneamiento, el contador, cuyo importe se devuelve al abandonar el piso, y la tasa del IVA", precisa el Consorcio, que para el próximo decenio espera un leve alza del consumo, aunque similar al incremento que se ha registrado en los últimos doce años. "No se llegará a los 31 metros cúbicos por trimestre [menos de 124 anuales en un hogar con tres personas]", apuntan. En el curso de los últimos 20 años, el empleo de agua por las familias vascas apenas ha variado: en Bilbao y Vitoria se ha registrado un alza imperceptible, mientras que en San Sebastián se ha reducido ligeramente, en torno al 2%. En las capitales vizcaína y alavesa, una familia media compuesta por tres personas consume cerca de 328 litros al día, cifra que aumenta en San Sebastián hasta los 600 litros diarios. Pese a esa alta cifra, pero en los hogares de San Sebastián no se derrocha el agua, sentencian los responsables del servicio municipal. En los últimos ocho años, el consumo medio ha bajado un 2%, y ello a pesar de la proliferación de electrodomésticos y las campañas de higiene personal. Esta "sorprendente" contención en el gasto se debe a dos factores, en opinión de esos responsables: "Primero por la tarifa económica, y segundo, por la conciencia ecológica de los ciudadanos, que consideran el agua como un bien escaso, pese a que aquí nos sobra". Esta misma tendencia se repetirá en los próximos diez años, apunta el servicio de aguas donostiarra. No existen indicios que inviten a pensar que se ahorrará o se despilfarrará el agua doméstica. El consumo de una familia de tres personas de la capital guipuzcoana se sitúa actualmente en los 218,2 metros cúbicos al año, lo que supone un gasto de 17.527 pesetas anuales, incluyendo en la tarifa el abastecimiento, el saneamiento y el IVA. Hace diez años, esa misma familia tipo consumía 225 metros cúbicos de agua y el coste no llegaba a 11.300 pesetas. Medidas de ahorro La subida del IPC es la única modificación que ha introducido el Ayuntamiento donostiarra en la tarifa del agua. No obstante, el 1 de enero de 1998 se modificó la ordenanza municipal y se comenzó a cobrar una cuota por cada metro cúbico consumido -45 pesetas en la actualidad- y se le aplicaba un 61% para sufragar el coste de saneamiento. Además se carga una cuota fija anual -816 pesetas- por el suministro. El Ayuntamiento de San Sebastián, al margen de los ajustes que cada familia realiza, está empleando otras medidas para favorecer el ahorro, como el arreglo de fugas, la instalación de circuitos cerrados en fuentes públicas y la moderación en el riego de los jardines. En Vitoria, se repite casi detalle a detalle el consumo registrado en Bilbao. También ha permanecido constante en las dos últimas décadas, con unos 120 metros cúbicos al año, es decir, cada hogar vitoriano gasta unos 328 litros al día. Eso sí, el número medio de componentes de una familia ha descendido (de 2,94 a 2,71 personas). Estas cifras de consumo se consideran moderadas. El principal elemento diferenciador de Vitoria radica en el precio que se paga, sensiblemente más barato. La tarifa anual que cobra la sociedad pública Amvisa (única en Vitoria que se autofinancia con sus propios recursos) se sitúa en un promedio de 8.025 pesetas al año. Ese importe incluye los cánones de abastecimiento y saneamiento, así como el uso del contador. Amvisa se vanagloria de que "nunca se han financiado infraestructuras mediante el aumento de las tarifas". Este mes ha cambiado el sistema de precios, por recomendación del Ararteko, que entendía que la anterior fórmula perjudicaba a las familias numerosas, de modo que el agua tendrá un precio más fijo. Este cambio, sin embargo, ha encontrado la oposición de los partidos de izquierda, al entender que ahora salen desfavorecidas las familias de menos recursos.

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