Redactores de la nueva Constitución

Dispuestos a salvar la patria, unos de la corrupción y el bandolerismo de los últimos 40años; otros del autoritarismo atribuido a Hugo Chávez y sus aliados, más de 1.100 aspirantes a redactores de la nueva Constitución concurren hoy a las elecciones para la Asamblea Constituyente de Venezuela. Aunque no faltan los juristas en los dos bandos, muchos de los candidatos representan a las más diversas asociaciones profesionales, desde bomberos a enfermeras, y el desánimo cunde entre los políticos responsables, que temen que la Asamblea elegida en las urnas resulte inmanejable y errática en sus deliberaciones.La reuniones para conseguir votos se multiplicaron estos días por toda Venezuela, y en una de ellas, uno de los candidatos, Eduardo Gómez Sigala, sombrero vaquero y camisa a cuadritos rojos, probó su aptitud para escribir la nueva Constitución con una demostración de habilidad con las riendas de su corcel andaluz, pues no en vano fue criador durante 15 años. Habló luego el aspirante a constituyente y pronunció un discurso en galimatías, del que se pudo colegir su firme compromiso "con la difusión del folclor nacional", lo que aparentemente dejó satisfecha a la concurrencia.

La variedad de profesiones representada en las listas electorales se ha visto alentada porque no se vota a partidos, sino a candidatos de forma individual, y todo aquel que ha querido ejercer influencia en la futura Constitución se ha presentado a los comicios, de los que saldrán los 131 miembros de la futura Asamblea Constituyente, que, además de redactar la ley fundamental, podrá actuar contra los otros poderes del Estado, según deseo confeso de los partidarios de Chávez.

Sin vinculación alguna con los partidos de siempre, el socialdemócrata Acción Democrática (AD) y el democristiano Copei, y sin nexos tampoco con el Polo Patriótico, que apoya a Chávez en su intento de defenestrar la IV República, nadie sabe en Venezuela cuáles son las posibilidades de estos candidatos espontáneos, ni por quién se decantarán, de resultar elegidos, cuando arranquen las deliberaciones de la futura Asamblea, lo que complica aún más el panorama político.

Pero haber, hay de todo. Enfermeras, médicos, evangelistas, defensores de los animales, estudiantes, policías y salvadores de almas descarriadas en general, como Néstor Luis Álvarez, un abogado de 32 años que pretende que la futura Carta Magna venezolana asegure al pueblo "más educación para reducir la prostitución y la homosexualidad". Otros defienden el precio de los fertilizantes de cualquier producto agrícola o de "los valores culturales de los artistas venezolanos".