El agua del Segura provoca una matanza de aves en el parque natural de El Fondo de Elche
Más de 1.000 aves, incluidos ejemplares de especies en peligro de extinción como la cerceta pardilla y la malvasía cabeciblanca, han aparecido muertas en los dos últimos meses en los embalses de Poniente y Levante del parque natural de El Fondo de Elche y Crevillent. Todo indica que el desastre ecológico, sobre el que no ha alertado la Consejería de Medio Ambiente, es consecuencia directa de la entrada en el humedal de aguas contaminadas del río Segura, de las que se nutren ambos embalses. La mayoría de las aves fallecieron a causa de la bacteria de la salmonelosis.
La combinación de las aguas tóxicas del río Segura y las altas temperaturas registradas en los últimos meses ha resultado letal para las especies animales que viven en el parque natural de El Fondo de Elche y Crevillent. La mortandad es de tal magnitud que las embarcaciones que habitualmente recorren los canales para actualizar el censo de aves se han destinado con exclusividad a la recogida diaria de aves muertas, para evitar que se extienda la contaminación. Los análisis apuntan a la bacteria de la salmonelosis como causa de la catástrofe medioambiental. De la contaminación del paraje y sus mortíferos efectos nada se sabe oficialmente, aunque cada jornada se recogen entre 10 y 50 ejemplares muertos, hasta completar los más de 1.000 contabilizados hasta ahora, incluyendo la cerceta pardilla y la malvasía cabeciblanca, especies en peligro de extinción y sujetas a especiales disposiciones de protección, gaviotas reidoras y porrón común. Otros muchos, rescatados con vida, son trasladados con urgencia a centros de recuperación especializados, donde sólo algunos consiguen salvarse. Los embalses de Poniente y Levante son utilizados por Riegos de Levante (propietario de la mayor parte del humedal), para que actúen como filtro natural de las aguas, que posteriormente se utilizan para el riego de campos. Al resto de canales y embalses que integran El Fondo, que se nutren de azarbes que recogen esas aguas depuradas por vía natural, no ha afectado la contaminación. La época en la que se inició la tragedia coincide con el periodo en el que las aves han finalizado las puestas, por lo que se encuentran más debilitadas y proclives a ser atacadas por las bacterias que acumulan las aguas del río Segura. La muerte de ejemplares adultos, consecuentemente, irá acompañada de la desaparición de miles de polluelos que han perdido la protección y su única fuente de alimentación. El parque natural recibe subvenciones comunitarias incluidas en el Proyecto Life para la protección de especies en peligro de desaparición, y está considerado por las autoridades de Bruselas como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), de acuerdo a una directiva de la Unión Europea que reconoce la singularidad de este paraíso acuático. La fatal consecuencia de aguas contaminadas por la bacteria de la salmonelosis no es nueva en los humedales del sur del País Valenciano. En otras ocasiones se han registrado muertes por este motivo, aunque no con esta virulencia, que se suman a las habituales que provoca el plumbismo, enfermedad mortal para las aves por la ingestión del plomo de los perdigones que utilizan los cazadores. Expertos consultados ayer aseguraron que, de no atajarse el problema con un saneamiento integral de los embalses, la contaminación de las aguas y la putrefacción de los restos de los animales que no sean divisados y recogidos podrían desencadenar una tragedia mayor si se produjera un nuevo brote de botulismo. Esta enfermedad ya causó en 1997 la muerte de 2.854 aves de El Fondo. Entre los ejemplares intoxicados ahora, figuran al menos una veintena de cercetas pardillas, cifra que equivaldría al 5% de la población del humedal de esta especie protegida y en peligro de extinción.
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