Medicamento sin alternativa
El señor ministro de Sanidad, con motivo del Real Decreto 1.663/98, también llamado del medicamentazo, dejó claro, a través de los distintos medios de comunicación, que ningún medicamento excluido de la financiación quedaría sin la correspondiente alternativa. Yo entiendo y comparto gran parte del decreto, pero, al mismo tiempo que afirmo esto, constato, a partir de la experiencia que traigo entre manos, que o bien quien lo confeccionó lo hizo desde la improvisación, o bien adolece de un injustificable desconocimiento de realidades concretas que deberían haber sido previstas por el mismo; y en este sentido, el señor ministro, como responsable máximo, debe poner los medios para subsanar sus carencias.
Mi esposa es paciente hace muchos años de esclerosis múltiple. El informe último emitido por la Clínica Universitaria, y que correspode a la última revisión, con fecha del 13 de noviembre de 1998, dice textualmente lo siguiente: "La situación clínica de la paciente (tetraplejia y las alteraciones subsiguientes de motilidad intestinal) obliga al uso permanente de enemas para la defecación".
Sería de indudable valor para mí que, como médico y responsable de la salud nacional, el ministro me diera una explicación sobre cómo solventar la problemática que le expongo, toda vez que suprimió los enemas en el decreto. No es problema nimio, es un asunto vital, porque afecta en grado sumo a la salud de una persona aquejada de una grave enfermedad y a la que hay que asistir para que, de forma pasiva y ayudada por un tercero, pueda realizar de una manera inocua la función excretora. ¿Existe otro método que usted conozca? ¿Cómo es posible que no repararan en casos concretos en que es obvia su aplicación como medio insustituible por tratarse de pacientes crónicos? ¿Caminamos despiadadamente hacia una sociedad desprotegida socialmente? Me resulta difícil entender, por ejemplo, que las toallitas antiacné sigan siendo subvencionadas por la sanidad pública -de acuerdo-, pero, comparando esto con lo que acabo de exponer, me parece extraña su permanencia.
He esperado a que me diera una aclaración en un tiempo razonable, pero he obtenido el silencio por respuesta. Lamentablemente, los gestos públicos ante los medios de comunicación no se corresponden con los hechos, y menos si éstos quedan en el anonimato.-
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