Silencio sospechoso

Con fecha 14 de junio de 1999 cursé una denuncia por roturación y desbroce de terreno forestal a la delegación provincial de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta en Córdoba. En días posteriores cursé la misma denuncia al Ministerio de Medio Ambiente, y a la Agencia Europea de Medio Ambiente, con sede en Dinamarca. Con fecha 22 de junio de 1999 recibí contestación de la Agencia Europea y unos días más tarde del Ministerio de Medio Ambiente. La delegación provincial, a pesar de ser el organismo más cercano al que me he dirigido, aún no se ha dignado responderme. Desde estas líneas solicito a esta delegación que explique públicamente su silencio. ¿Es debido a la falta de personal, de tiempo o quizás sea la falta de voluntad? Sea como sea, esta delegación hace oídos sordos a las denuncias presentadas y su respuesta es únicamente el silencio, un silencio tras el que sospecho se ocultan los intereses especulativos de personas con gran influencia.- José Antonio Gutiérrez Campaña. Priego de Córdoba.

Los tres delanteros

Como reportero gráfico, me había desplazado esa mañana al aeropuerto. Un gran acontecimiento se iba a producir en aquella ciudad: la llegada de tres personajes que habían movilizado por sí mismos a más de 100.000 personas. Todas se daban cita para recibirles con los brazos abiertos y con todos los honores posibles. El primero de ellos era un prestigioso científico que había realizado prometedores avances en el estudio del cáncer; el segundo era un gran pensador, conocido por sus grandes e innovadoras teorías sociales de corte crítico, independiente y humanista. El último era músico, y había hecho vibrar a varias generaciones calando hondo en todo tipo de sensibilidades. Los tres habían sido reclamados por aquella ciudad que se movía por impulsos creadores e innovadores. Los tres representaban el triple eslabón del presente-pasado-futuro y aunaban esfuerzo, energía positiva y lo mejor del pensamiento creativo e integral; y así se lo reconocía la ciudad que pisaban para ser su nueva sede. Ninguno tenía patria alguna, excepto la de su conciencia universal. Administraciones públicas, empresas privadas, medios de comunicación, fuerzas sociales, todos se iban a volcar para apostar e invertir en los tres grandes proyectos representados por aquellos hombres sin fronteras: una gran Fundación Científica, una prestigiosa escuela para fomentar el libre pensamiento y el humanismo comprometido en la enseñanza, y una gran Escuela de Artes Musicales, encargada de lograr que la música fluyera como la gran asignatura transversal que tanto se necesitaba. En los accesos al aeropuerto, una ingente multitud se agolpaba para aclamarles y besarles, acompañándoles con multitud de pancartas con emocionantes textos: "Gracias por el futuro que habéis abierto", "Enhorabuena por vuestro anónimo esfuerzo", "Nunca podremos pagaros la esperanza que nos transmite vuestro ejemplo". A los tres los vi entrando, discretos y sonrientes; parecían hasta tímidos y silenciosos. La nube de periodistas presentes les abordaba participando de la emoción y agradecimiento que embargaba a la multitud. Entre todo el jaleo, mientras me disponía a hacerles una foto urgente, escuché cómo alguien les formulaba la clásica pregunta: "¿Qué van a hacer en su primera tarde en nuestra ciudad?" Uno de ellos respondió: "Después de asearnos, iremos a ver un partido de fútbol del club de la ciudad. Creo que tiene unos delanteros estupendos. Nos recuerda mucho de lo bueno de nuestra niñez". "Además, esos chicos necesitan que se les apoye", exclamó el segundo. "De vez en cuando hay que distraerse con esas pequeñas cosas", exclamó el tercero. Cuando hice sonar el flash de mi máquina de fotos, me desperté. Tras restregarme los ojos, distinguí sobre la mesilla de noche un diario abierto por la página deportiva. En grandes letras se destacaban los gastos en fichajes de los clubes de fútbol de mi ciudad. A su lado, la última manifestación de hinchas en el aeropuerto y el centro de la villa. Esa mañana el café me supo de otra forma.- Santiago Delgado Llopart. Sevilla.