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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Hollywood y el sexo

EL ÚLTIMO servicio del genial cineasta Stanley Kubrick ha sido diseñar hasta la extenuación el lanzamiento de su película póstuma, Eyes wide shut, que definió escuetamente como "un thriller de obsesión sexual y celos". El neoyorquino Kubrick, muerto inesperadamente en marzo pasado cuando acababa de completar el montaje de una de las películas más esperadas de los últimos tiempos, no habría disfrutado, sin embargo, viendo cómo su concienzudo trabajo de casi un año de rodaje ha sido pasado por el computador para suavizar a los ojos de sus compatriotas algunas de las más explícitas imágenes del filme. El puritanismo sexual de EE UU se manifiesta especialmente con el cine. Toda la complacencia que aquel país concede a la expresión filmada de la violencia se evapora cuando se trata de sexo. Desde Cowboy de medianoche y El último tango en París, hace más de 25 años, Hollywood no se había visto en el trance de poner en el mercado, en 2.500 salas simultáneamente, una película provocativa para una audiencia adulta. Como la mercadotecnia manda, y para evitar que el filme de Kubrick fuera calificado X y, con ello, restringida espectacularmente su audiencia potencial, la productora ha alterado más de un minuto de imágenes, superponiendo digitalmente figuras vestidas sobre otras copulando desnudas. A diferencia de Europa, EE UU no considera el cine un valor cultural. Las películas no son patrimonio del autor, sino de quien las paga. En este caso, la Warner Bros., que ha juzgado que este afeitado era la mejor manera de multiplicar los 63 millones de dólares gastados en el rodaje de Eyes wide shut, enigmático título cuyo significado nunca explicó el autor de 2001: una odisea del espacio. El público estadounidense está acostumbrado a esta censura comercial, con la que no transigiría el europeo, librado, afortunadamente, en su mayoría de la tijera del censor estatal. Por eso en el Viejo Continente se verán sin retocar las dos horas y media del adiós de Kubrick. Aunque habrá que esperar hasta septiembre.

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