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Los saharauis aprovechan la Cumbre de la OUA en Argel para volver al primer plano de la escena africana

Juan Carlos Sanz

ENVIADO ESPECIALEn medio del desconcierto de un continente azotado por las guerras y la miseria, un pueblo que se siente abandonado a su suerte por el antiguo poder colonial español desde 1975 intenta salir del olvido como miembro de pleno derecho de la Organización para la Unidad Africana (OUA). Mohamed Abdelaziz, líder del Frente Polisario y presidente de la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática (RASD), se codea desde el lunes con más de 40 jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre panafricana, que concluye hoy en Argel.

"La declaración final consagrará nuestro derecho eterno a pertenecer a la OUA y apoyará plenamente la rápida celebración de un referéndum de autodeterminación libre y justo", adelantaba ayer Abdelaziz.

Mucho más radiante que en su modesta embajada en España, situada en un piso del casco antiguo de Madrid, o en el palacio de Rabuni, sede de la presidencia de la RASD en los campamentos de refugiados de Tinduf, al suroeste de Argelia, Abdelaziz recorría ayer los lujosos salones del hotel Sheraton, en las afueras de la capital argelina, para mantener reuniones bilaterales con mandatarios africanos o entrevistarse con altos cargos de Naciones Unidas.

"Los marroquíes no han venido, ya no son miembros de la OUA", explicaba con un punto de sequedad el presidente saharaui. En Argel, sin embargo, estaban ayer casi todos los líderes de los 53 países del continente. Y de la talla del rais egipcio, Hosni Mubarak, o los nuevos mandatarios de Suráfrica, Thabo Mbeki, y Nigeria, Olusegun Obasanjo. Estaba Laurent Kabila, presidente de la República Democrática de Congo (antiguo Zaire), con sus aliados de Zimbabue y Namibia; aunque también estaban los presidentes de Ruanda y Uganda, que apoyan a los rebeldes congoleños. Acudieron el presidente de Sierra Leona y su antiguo rival en la recién terminada guerra civil, o los enfrentados jefes de Estado de Etiopía y Eritrea. Hasta los señores de la guerra de los clanes en conflicto en Somalia enviaron representantes a Argelia. E incluso se presentó con un gran séquito el líder libio, Muammar el Gaddafi, que no pisaba una cumbre de la OUA desde 1977.

Pero Marruecos no estaba presente en el máximo foro africano.

"Confiamos en que el referéndum se pueda celebrar dentro de un año, como ha previsto la ONU", dijo Abdelaziz, "pero estamos seguros de que los marroquíes intentarán ganar tiempo".

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La responsable del Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU (ACNUR), Sadako Ogata, puso ayer una nota crítica en el grandilocuente discurso de los líderes africanos, que hablan en la cumbre de programas de industrialización y desafíos de la globalización económica. Ogata recordó que en el continente hay más de siete millones de refugiados, un tercera parte de los registrados por ACNUR en todo el mundo, y que la única solución a su tragedia es un "compromiso firme de los nuevos dirigentes africanos a favor de la paz, la reconciliación y el desarrollo".

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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