La noche fue de Rickie
Tiene una voz adolescente, un timbre agudo por el que no pasan los años manteniéndose como antaño. Tiene aire de mujer que ha apurado la vida franqueando las fronteras de lo recomendable, y a sus 44 años exhibe ya muchas heridas en su rostro, rostro de quien ha exprimido los segundos de su existencia por el lado más arriesgado. Se llama Rickie Lee Jones, y pese a todo conserva una voz que no ha perdido el punto de ingenuidad y limpieza que le permiten hacer tolerables la nostalgia, el dolor, las heridas y todos esos sentimientos de regusto amargo que en el fondo también hacen bella la vida. Una vida que no es de color de rosa. Nadie como ella, pocas al menos, han sabido explicar con dulzura lo más amargo. Y fue delicioso escucharla en el parque de Badalona que acogió al Blues & Ritmes, un festival de una sola jornada que este año, séptimo ya de su existencia, ofertaba a la cantautora norteamericana, a Screamin' Jay Hawkins y a Carlos Núñez, se supone que incluido en el cartel para movilizar al gran público. Porque, lamentablemente, que Rickie Lee Jones ofreciese su segunda actuación en España, la primera hace unos años en Sevilla, tras más de 20 años de carrera, no significa hoy por hoy que la curiosidad mueva al personal.
Rickie Lee Jones y Carlos Núñez
Festival Blues & Ritmes. Parc Can Solei. Badalona
Pese a todo, gaitero incluido, no hubo mucha gente, apenas mil personas -este festival necesita con extrema urgencia una redefinición que frene su agonía-, pero tampoco hacía falta más compañía para disfrutar de la noche. Es más, escuchar a Rickie Lee Jones entre pocos y bajo los pinos de una noche estival resultó encantador, con una brisa nocturna que hacía más volátiles las frágiles melodías de temas como Stewart coats, Satellites, Coolsville o Chuck E.'s in love, pequeñas joyas de un repertorio lleno de intimidad que Rickie recorrió de punta a cabo. Artista de cuerpo magullado y alma sensible, Rickie defendió este paseo por sus composiciones con instrumentación casi minimal, apenas un contrabajo, una guitarra y ella misma alternando piano y acústica. No hizo falta más en una noche que sin ella hubiese resultado desangelada.
Vuelta a la Tierra
Porque Screamin" Jay Hawkins se puso enfermo, tiene ya 70 años y puede permitírselo, y no pasó por Can Solei, y Carlos Núñez no era el artista idóneo para volver a la Tierra. El gallego fue de turista integrador y propuso su particular vuelta al mundo en 80 flautas y una gaita, y tanto Cuba como Jerez sonaron celtas. Tiene una visión panorámica del mundo Carlos, tanto que hace sonar igual todo lo que toca, algo que no resulta precisamente deseable. Pero en fin, entre meigas y sones con gaita se apuró una noche en la que se descubrió que Carlos mueve su pierna izquierda casi como Ian Anderson. Por cierto, tambien quedó claro que el gaitero va tan programado que hace los bises previstos en guión aunque nadie se los solicite.
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