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Bélgica prepara un Gobierno 'arcoiris' liberal, socialista y ecologista

Xavier Vidal-Folch

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Los líderes de los partidos liberal, socialista y ecologista -tres que son seis, pues se doblan en valones y flamencos- sentaron ayer las bases para un próximo Gobierno arcoiris. Los seis avanzaron en la "segunda lectura" del programa presentado por el formador de Gabinete y candidato a primer ministro, Guy Verhofstadt. Si se cumple el calendario, el próximo sábado se celebrarán los congresos partidarios que darán luz verde, la semana próxima, a los Ejecutivos federal, de Flandes, la comunidad francesa y las regiones valona y bruselense. La pretensión es cerrar todos esos cartapacios antes del 11 de julio, el día de la fiesta de Flandes, para evitar tensiones adicionales. El socialista Phillippe Busquin dio ya su "sí vigilante" al preacuerdo, y Verhofstadt destacó que su programa prioriza el respeto al Pacto de Estabilidad del euro -es decir, la austeridad presupuestaria-, el equilibrio presupuestario de la Seguridad Social y una estrategia de desarrollo y privatización de las empresas públicas.

Sin embargo, las novedades más significativas son las aportadas por los ecologistas, quienes, todavía circunspectos, evitaron pronunciamientos públicos. Su presión -y el apoyo electoral obtenido a raíz de los atentados alimentarios- ha impuesto el compromiso de desactivar las siete centrales nucleares belgas cuando alcancen la edad de 40 años, hacia el 2014. La alternativa consiste en sustituirlas por turbinas de gas. Los ecologistas, con apoyo socialista, han impulsado también la incorporación al programa de la reducción de la jornada de trabajo, ya contemplada en la función pública, y la creación de incitaciones financieras a la creación de empleos.

La coalición gubernamental en ciernes consta de tres componentes ideológicos que resulta arduo armonizar: una izquierda plural -los socialistas y la mayoría de Los Verdes-, una derecha clásica, pero abierta -los liberales flamencos y parte de los francófonos- y una corriente de "liberalismo social". El grado de estabilidad que alcance esta amalgama arcoiris y la capacidad de liderazgo del liberal Verhofstadt son sus dos principales incógnitas.

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