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La solidaridad, en el lugar de origen

El denominador común de todas las iniciativas privadas que año tras año traen a Navarra en el periodo estival niños para que disfruten en esta región de sus vacaciones de verano es el rechazo que suscitan en el Instituto Navarro de Bienestar Social, el organismo público obligado por la Ley de Extranjería a autorizar los programas de acogida para que los consulados respectivos de los países de origen expidan los visados necesarios. El Gobierno de Navarra mantiene las mismas tesis que el Gobierno central. "La solidaridad humana y material debe conducirse hacia los lugares de origen para posibilitar que los niños mejoren sus condiciones de vida, disfruten de vacaciones o puedan estar con sus familiares en los entornos a los que pertenecen y donde siempre han vivido", señala un portavoz. "Lo contrario es desubicarlos y generar relaciones afectivas casi siempre traumáticas porque ambas partes se separan al final y los niños sufren muchísimo". La Administración navarra aboga en todo caso por regular la presencia de los menores en grupos organizados que convivan en espacios comunes con la asistencia especializada de monitores. Vínculos personales La fuerza de los vínculos personales y familiares creados ya en múltiples localidades navarras con niños que repiten vacaciones año tras año es más fuerte que las recomendaciones públicas. Para este año, el Gobierno de Navarra ha autorizado ocho programas. Así, 26 menores procedentes de la zona siberiana de Rusia han llegado a Villava a través de la asociación Villava Solidaria. Otros 29 niños más han sido traídos por la misma asociación ciudadana a localidades del valle de Sakana. 22 niños y niñas de Tuzla (Bosnia-Herzegovina) pasan el verano en Corella, gracia a la asociación de hermanamiento Corella por Bosnia. Otros 80 menores, procedentes de Cheliabinsk, localidad próxima a la central nuclear de Chernobil, en Ucrania, están en Estella e Irurtzun gracia a la Asociación de Solidaridad Navarra Sin Fronteras. Ochenta niños procedentes de distintos puntos de Bielorrusia han llegado a pueblos del sur de Navarra merced a la gestión de la asociación Niños del Mundo, afincada en Caparroso. Otros 151 niños de Tuzla llegaron hace unos días a Tudela gracias a la asociación Ayuda a Bosnia de esa ciudad. Pasarán el verano en pueblos navarros, de La Rioja y de Aragón. Finalmente, 32 niños de Kiev (Ucrania) disfrutarán del periodo estival en Burlada gracias a la asociación Arco Iris de esa localidad y otros 192 niños, estos saharauis, harán lo propio en Pamplona y su comarca en virtud del programa de la Asociación Navarra de Amigos del Sahara. Todos los menores tienen entre 8 y 16 años y permanecen una media de dos meses en Navarra atendidos siempre por monitores especializados. En muchos casos sus lugares de origen son orfanatos con un escaso nivel de recursos asistenciales.

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