La cuarta vía
Está claro: los nacional-republicanos de izquierdas se han pasado con armas y bagajes al contrario, a la derecha. (...) Es necesario un verdadero debate entre los progresistas. Un continente camino de la unificación debe construir propuestas que se opongan a la potencia intelectual y material del modelo americano. La única tentativa por ahora es la tercera vía de Tony Blair, muy discutida, pero puesta en práctica por la gran mayoría de los socialistas europeos. (...) La fuerza de esta opción consiste en tener en cuenta la nueva revolución del capitalismo internacional, la mundialización. Pero también es su debilidad. Pueden convertirse en meros administradores, que asumen con volubilidad las relaciones sociales impuestas por el mercado El valor del socialismo histórico consiste en transformar a los hombres en dueños de la historia, rechazando abandonar la organización social a las mezquinas decisiones de consumidores y rentistas. (...) La costumbre de convertir a la clase media en cuerpo social único es peligrosa. Los socialistas corren el riesgo de compartir la suerte del extinguido Partido Radical, violento en sus comienzos, pero pronto contemporizador.
La izquierda desaparece a menos que asuma la defensa de los más desfavorecidos. Los extremistas asumen esta idea, pero su sectarismo y carencia de programa les resta crédito. Para superar el obstáculo se necesitan reformas ambiciosas, una propuesta que contemple más allá del mero cálculo electoral. Seamos francos: este proyecto no existe.
30 de junio.
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