_
_
_
_

El partido de ascenso del Sevilla pospone el desalojo de 30 personas de una ruina en San Jerónimo

Las nueve de la mañana de ayer era la hora anunciada para efectuar el desalojo del alrededor de treinta personas que viven en una ruina en el barrio de San Jerónimo. Allí se presentaron varios agentes de la Policía Local y algunos del Cuerpo Nacional de Policía. Cerca del mediodía, una máquina excavadora se puso al mismo borde del edificio, pero no tiró un solo ladrillo. Desde la Gerencia de Urbanismo se aseguraba ayer que la policía estaba ocupada con el fútbol y que ante los posibles altercados en el desalojo, se decidió posponer el mismo.

De las dos naves que ocupaba la escuela de Formación Profesional, una de ellas está llena de escombro y la otra de gente. Tres familias de etnia gitana, una pareja de toxicómanos, otros dos matrimonios y un homosexual y ex drogadicto en fase terminal de sida viven allí. En total, alrededor de una treintena de personas que recibieron el pasado día 28 la notificación de desalojo. Esta vez, la amenaza de la Policía Local estaba refrendada por el auto de un juez de un tribunal de lo Contencioso-Administrativo de Sevilla. Anteriormente, los agentes municipales ya habían intentado que la gente abandonara esas naves. La primera vez, sin ninguna orden y, hace algo más de un mes, con una de la Gerencia de Urbanismo, pero sin la necesaria del juez. En esta finca de propiedad municipal, pero que estuvo cedida durante algún tiempo a Comisiones Obreras, precisamente, para la construcción de la escuela ahora ocupada, está aprobada la construcción de 1.040 viviendas de Protección Oficial y de alquiler. Desde hace varios meses es el hogar de cerca de una treintena de personas. Al principio, fue el sitio elegido por algunos toxicómanos para poder pincharse la heroína fuera de la vista de todo el mundo. José Urbano La Pepi, un homosexual de 39 años y en fase terminal del sida, asegura que vive allí desde hace alrededor de 15 meses. La Pepi también tiene un hermano muriéndose de sida en el hospital. "Si me echan de aquí me voy a la puerta de la casa de la alcaldesa hasta que me metan en la cárcel. Allí hay buenos médicos, comida y te cuenta todos los días cinco veces para que no te pierdas". Sabe de lo que habla pues ha estado nueve años encerrado. Ahora toma 26 pastillas todos los días para luchar contra el virus. Poco antes de Navidad, llegaron a esa ruina de una escuela tras familias relacionadas con Aquilino Barrul. Provenían del enclave chabolista de El Vacie. Según Asuntos Sociales de la Junta en Sevilla, a Aquilino le correspondió una casa prefabricada, pero el prefirió dejarla para el culto evangelista. Poco después la familia se fue a San Jerónimo. El Ayuntamiento les ofrece como alternativa al deshaucio unos días en un albergue o les pide que encuentren un piso de alquiler, del que el Consistorio pagaría la primera mensualidad y la fianza. De momento, ayer desde Urbanismo se aseguraba que el desalojo no se había llevado a cabo por el partido de ascenso del Sevilla. Demasiados agentes locales y nacionales estaban ocupados en la seguridad del encuentro como para atender, según Urbanismo, a unos posibles altercados por el desalojo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_