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Crítica:POP
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Su arte es ella misma

La multipremiada cantante norteamericana Alanis Morissette, símbolo indiscutible de la rebeldía y la personalidad que las mujeres han sabido aportar a la música rock en los años noventa, realizó anteanoche en Madrid -en el único recital que dio en España durante esta gira europea- una intensísima actuación ante su entregada parroquia, bien nutrida de público femenino nacional y extranjero. Con la intimidad emocional por bandera y acompañada de un sonido macizo con fuerte sabor guitarrero, aunque es de ley reseñar el definitivo concurso del teclista Deron Johnson, la estrafalaria Alanis -no pasará a la historia como rockera elegante o atractiva- inició su clásico vaivén psicótico al ritmo de los acordes de Would not to come, mientras se alzaba un delirio que venía del público y que ya no habría de decrecer en toda la velada.

Alanis Morissette

Alanis Morisette (voz, armónica y guitarra), Gary Novack (batería y percusión), Joel Shearer (guitarra), Nick Lashley (guitarra), Chris Channey (bajo) y Deron Johnson (teclados). Sala La Riviera. 4.000 pesetas. Madrid, lunes 28 de junio.

Tal vez para los más alanófilos el zumo musical que se extrae de esta artista sea ya, de por sí, satisfactorio. O al menos se sientan colmados por la enorme carga emocional que rezuman sus canciones.

Para los menos fanáticos sí quedó en evidencia, sin embargo, que en el caso de Morissette la artista queda muy por encima de su propio repertorio de canciones, o su estilo, monótono y desapegado de filigranas melódicas.

En su caso, su arte es ella misma: su desgarrada forma de cantar, su poderosa voz, sus movimientos de carácter espasmódico... Ese personaje que ella ha modelado y cuya expresión ha depositado en temas como The Couch, la archiconocida You Oughta Know o la más reciente Thank you.

Éstos vendrían a ser, por cierto, los mejores momentos de la noche, aunque el resto del recital alcanzó una altura parecida. No sólo como símbolo, sino también como cantante e instrumentista, volvió a triunfar Alanis Morissette en la cálida noche del verano madrileño.

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