La limpieza total de lodos tóxicos del río Guadiamar costará 1.000 millones
El comité de expertos para la recuperación de la cuenca del río Guadiamar se reunió ayer en Sevilla para dar a conocer el contenido de un plan de choque con el que se pretende descontaminar totalmente la zona afectada por el vertido tóxico de la mina de Aznalcóllar. El tratamiento será complejo y costoso. Sólo la primera fase de esta limpieza de la cuenca del Guadiamar va a costar unos 1.000 millones. La segunda, para eliminar lodos residuales y dejarlo todo como una patena, no ha sido cuantificada.
En cuatro meses, combinando las labores de limpieza de lodos, acuíferos y el secado de la cuenca, se logrará que la zona afectada por los lodos tóxicos "quede mejor que estaba" antes de producirse la rotura del yacimiento minero, señaló el coordinador del proyecto por parte del Gobierno central, Felix Manuel Pérez Miyares. Con la pretensión de "minimizar" el desastre ecológico, el comité de científicos analizó y puso en común los datos facilitados por el Instituto Geológico Minero y el Centro de Estudios Científicos. Tras ello, los expertos se decantaron por eliminar definitivamente la contaminación en la zona afectada por el vertido través de un plan de choque confeccionado con dos proyectos. El primero, elaborado por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, consistirá en desecar de manera gradual la cuenca para retirar los restos de lodo. Dichos trabajos se iniciarían el jueves. Esta actuación se combinará con un proyecto del catedrático de la Politécnica de Barcelona, Jesús Carreras, con cuatro fases. La primera actuación se centrará en la limpieza de los lodos residuales existentes en el suelo, un 1% del vertido. Luego se labrarán las tierras y se añadirán aditivos aún por definir. La segunda englobaría la limpieza de aguas subterráneas de la zona más cercana a la balsa siniestrada, diseñando barreras geoquímicas para decantar y retener los metales pesados. El río Agrio será recavado para crear barreras que retengan posibles restos contaminados. Por último, Carreras propone "limitar dentro de lo posible el arrastre del lodo y la erosión" del suelo. Para ello se arará la zona, se afianzará el drenaje superficial y se regenerarán las zonas de mayor pendiente y en los márgenes de los ríos afectado. El plan de choque cumple con el requisito de conseguir una descontaminación "lo más definitiva posible sin dañar la naturaleza", evitando así "un daño añadido" indicó Miyares
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