La oposición y el primer sindicato de la Ertzaintza estrenan sus críticas al consejero de Interior
El consejero de Interior, Javier Balza, probó ayer, por vez primera desde que ocupa ese cargo, la doble crítica, política y sindical, a su gestión al frente de su departamento. Los silbatos del centenar de ertzainas que reunió fuera de la Cámara la central mayoritaria Erne, para exigirle una mayor actitud negociadora, se colaron también dentro del Parlamento. El diputado del PSE Víctor García mantuvo un duro rifirrafe con Balza, al que acusó de haber mentido en sede parlamentaria en tres asuntos. Balza admitió su error en un caso, pero acusó a García de hacer un "uso falaz del debate".
La sesión empezó a calentarse en el exterior de la Cámara con la concentración de protesta de Erne y terminó por estallar en una controversia en el interior del Parlamento entre el consejero de Interior y el parlamentario socialista, pasadas las 15 horas. Balza probaba así por primera vez, y en un mismo día, las hiles de una crítica ya conocida -la parlamentaria- y de otra que todavía no se había hecho explícita, la sindical. El portavoz de Erne, Iñaki Castro, silbato en mano y rodeado junto a sus seguidores por un depliegue abrumador de beltzas (más de 60 antidisturbios y cerca de 12 furgonetas) aseguró que el colectivo de ertzainas está "harto" de ser "la única policía de Europa que tiene la mitad de sus derechos restringidos desde 1992, cuando entró en vigor la Ley vasca de Policía". El portavoz de Erne exigió a Balza que se siente a negociar todos los temas pendientes. Entre otros, subrayó que todavía no se han designado los delegados sindicales o que el departamento no ha aprobado el reglamento sobre el pase a segunda actividad, cuando están a punto de producirse las primeras jubilaciones en la Ertzaintza. Despliegue policial Pese al despliegue policial, tildado de "provocación" por parte de Erne, no se produjeron incidentes. Balza fue informado de que los concentrados rebasaron la zona en la que tenía autorización para manifestarse, por lo que, muy probablemente, el departamento sancionará este comportamiento sindical. Pero cuando todavía resonaban los ecos de los silbatos, la crítica sindical se convirtió en andanada política. El parlamentario del grupo socialista Víctor García trasladó a la Cámara el lema de una de las pancartas exhibidas por los agentes en el exterior: "Balza mentiroso". De hecho, la interpelación parlamentaria, que se desarrolló de manera atropellada ante la escasez de tiempo, tenía relación con tres supuestas mentiras del consejero ante la Comisión de Interior. Balza tuvo que admitir que se equivocó hace un mes al asegurar que el caso de Bilbao la Vieja, en el que se investigan excesos policiales, estaba bajo secreto de sumario. Pero Balza contratacó y aseguró que, en vez de hacer un "uso falaz del debate parlamentario" con este asunto y de utilizarlo como "triquiñuela política", Vícto García "debía alegrarse de que el departamento activase el control ante el uso abusivo" de la fuerza por parte de agentes de la Ertzaintza. De esta manera, Balza reconocía finalmente que las cámaras de vídeo colocadas en Bilbao la Vieja tenían relación con el informe del Ararteko, que denunciaba excesos policiales en la zona. La otra "mentira", según el PSE, de Balza estaba relacionada con el archivo de una investigación sobre violencia callejera a una treintena de simpatizantes y dirigentes de KAS de Bilbao. Balza reconoció en su día el archivo, pero precisó que esa información fue puesta a disposición de todos los agentes y que la localización de una de las personas investigadas por kale borroka, Andone Soldevilla, fue la pista que "llevó directamente a la desarticulación del comando Vizcaya de ETA. García le aseguró a Balza que "fueron otras pistas" las que condujeron a este grupo de ETA y le recordó que en la información suministrada a la Cámara por su antecesor en el cargo, Juan María Atutxa, Soldevilla no figuraba en la lista de detenidos de esa operación. "Mintió usted nuevamente, señor consejero y resulta curioso que hoy en dos foros distintos -la pancarta de la concetración de Erne y aquí- se haya dudado de su palabra". Balza criticó a García por erigirse en portavoz del sindicato y, de manera sorpresiva, le espetó que si realmente quería denunciar un archivo político de una investigación policial se fijara en el "del expediente policial del asesinato de Santiago Brouard". "Eso sí era archivar" políticamente, dijo. El tiempo parlamentario se echó encima y el presidente Atutxa, implacable, cerró el debate. En falso.
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