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Entrevista:Frederik W. de Klerk | Ex presidente de Suráfrica

"Los blancos creen que sus hijos serán discriminados"

El hombre que abolió el régimen del apartheid cree que los blancos surafricanos se sienten víctimas de una discriminación positiva injusta que cierra el futuro a sus hijos

Frederik W. de Klerk dejó la política hace dos años, tras servir otros tantos como vicepresidente segundo de Nelson Mandela y uno como líder de la oposición, al frente del Partido Nacional. El último presidente blanco de Suráfrica excarceló al preso más famoso del mundo, pero sus relaciones no fueron luego fluidas, y en el libro de memorias The last trek: a new beginning, que se publicó a primeros de año, manifiesta haberse sentido maltratado por Mandela. El recién retirado presidente es retratado como alguien que no rehúye la brutalidad en política, un ser mucho más áspero que el amable anciano en quien todo el mundo piensa. De Klerk, que dictó el miércoles una conferencia, titulada Reflexiones ante un mundo cambiante en el fin del milenio, en la Universidad Internacional SEK de Segovia, cree que las políticas alentadas por el Congreso Nacional Africano (ANC) de Mandela han provocado el desaliento de la minoría blanca: "Se ha creado en los blancos la sensación de que sus hijos serán discriminados". Ahora, De Klerk, de 63 años, liberado de la política, intenta crear una fundación. Pregunta. ¿Qué objeto tiene la fundación que está preparando?

Respuesta. Su principal objetivo es movilizar a la sociedad civil de Suráfrica, a la comunidad avanzada en su sentido más amplio, para ayudar a los desfavorecidos. Tenemos que cambiar la sensación de desilusión que reina en el país.

P. ¿Desilusión sobre todo entre los blancos?

R. No. La hay también entre los partidarios del ANC. En la campaña electoral quedó claro que ésta era la última vez que iban a votar sólo con su corazón. Para las próximas elecciones, la gente va a examinar al Gobierno con respecto a lo que ha prometido y comenzará a votar más en función de su interés, y no sólo siguiendo viejas líneas históricas

P. ¿Será ése el momento en el que el Nuevo Partido Nacional vuelva a sacar la cabeza?

R. Suráfrica necesita que la gente supere las barreras raciales y participe en movimientos políticos que representen los valores compartidos. Los partidos de la oposición deben comprender que quitarse mutuamente electores no va a afectar a la relación de poder en Suráfrica. La que hay no es buena. Es demasiado que el ANC tenga casi los dos tercios de los votos.

P. ¿Cree posible que, con un 76% de población negra, haya un auténtico cambio de poder en Suráfrica?

R. Sí. Hay una clase media negra que crece con rapidez. Los negros están integrándose cada vez más en la llamada comunidad del primer mundo. Se calcula que la mitad de la gente en los niveles superiores de renta es negra. Está cambiando la estructura social de Suráfrica. El color será menos importante conforme avancemos.

P. En su libro no pinta un retrato muy favorable de Mandela. ¿Cómo son sus relaciones con él?

R. Fueron muy tensas en el pasado. Pero desde mi retirada de la política y con su retirada han mejorado. Discutí con él los planes de mi fundación y apoyó la idea.

P. ¿Está de acuerdo en lo que él ha dicho de que Suráfrica debe perdonar, pero no olvidar?

R. No creo que nadie pueda olvidar. Hay que recordar las lecciones de la historia. Paul Kruger, que fuera presidente de la República Surafricana, dijo que el modo de tratar con el pasado es mantener lo que fue bueno y construir el futuro sobre esos cimientos. Hay que trabajar para que ese no olvidar no se traduzca en constantes tensiones y prejuicios.

P. ¿Qué fue bueno en el pasado de Suráfrica?

R. En primer lugar, los magníficos fundamentos económicos. La magnífica infraestructura, comparable con la de cualquier país europeo o Estados Unidos. Lo que fue bueno es que, a pesar de todo lo que ha pasado, hubo buena voluntad entre todas las razas. Esa buena voluntad es un activo que debemos aprovechar.

P. ¿No sigue aún habiendo un apartheid mental en Suráfrica?

R. Hay racistas blancos y racistas negros. Son una minoría. Pero también hay racistas en Europa. ¿No es el racismo un problema en todo el mundo? ¿No hay un elemento de racismo disimulado en las políticas de inmigración de muchos países europeos?

P. ¿Teme la minoría blanca perder el control de la economía?

R. Tengo mucha confianza en la economía de Suráfrica. El presidente Thabo Mbeki entiende las necesidades económicas del país y de la gente. Nuestro sector privado es extremadamente fuerte y tiene una tradición de economía libre. Eso no va a cambiar.

P. A pesar de todo, los sondeos indican que el 75% de los blancos están inquietos y desearían dejar Suráfrica.

R. Hay dos grandes razones para esa inquietud. Una es la discriminación positiva, que yo apoyo si se realiza de forma equilibrada. Pero lo ha sido de forma desequilibrada. Se ha creado en los blancos la sensación de que sus hijos serán discriminados a la hora de buscar un trabajo. El Gobierno tiene que tomar medidas para tranquilizar a los blancos, y a otras minorías, y garantizarles que no serán discriminados. La otra razón es la delincuencia. El Gobierno tiene que superar la prueba de su lucha contra la delincuencia. El presidente Mbeki ha nombrado para los ministerios de Justicia, Policía y Defensa a hombres fuertes, con fama de bravos y duros.

P. ¿Cómo es el presidente Mbeki? Nadie sabe a ciencia cierta cómo va a actuar.

R. Eso pasa en todos los países cuando se elige a un nuevo líder. Es un buen administrador. Estuvimos juntos dos años en el Gobierno, presidíamos el Gobierno rotatoriamente. Es buen presidente del Gabinete. Separa los detalles de la esencia para llegar al fondo del asunto. Tiene buena formación económica. Es el mejor hombre del ANC. Lo que me preocupa es si se sentirá políticamente seguro para hacer frente a los elementos más radicales del Gabinete, que no gustan de la política económica que se está realizando. Yo confío mucho en él.

P. Hay quienes dicen que es un déspota que apenas puede ocultarlo.

R. No quisiera entrar en eso. Yo siempre le he encontrado dispuesto a escuchar a la otra parte y a ser razonable. Nunca he sentido que fuera un déspota.

P. ¿Tiene Suráfrica ambiciones de potencia hegemónica regional?

R. Suráfrica no quiere convertirse en una potencial regional dominante. Tiene tanto cuidado como Alemania en Europa para no usar su poderío económico y su mejor situación para imponer su voluntad. Podemos esperar del presidente Mbeki y de su visión de un renacimiento africano una implicación seria en los asuntos africanos.

P. Su relación con la Comisión de la Verdad y la Reconciliación fue traumática. Le acusaba de saber de las atrocidades perpetradas por el régimen.

R. Fue muy frustrante. Actuaron injustamente. Mi partido y yo tuvimos que recurrir a los tribunales. Ganamos. No se encontró nada negativo contra mí. La comisión fracasó en promover la reconciliación. Y tampoco actuó con imparcialidad.

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