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Reportaje:

Tesoros a pie de campo

,El viajero que se adentra en el campo andaluz encara un horizonte arquitectónico a gran escala, donde cientos de edificaciones dispersas definen el paisaje. La sociedad andaluza, que durante siglos ha mantenido una relación profunda con el campo, ha desarrollado una arquitectura rural rica, aunque también desconocida. Para evitar que este legado se mantenga ignorado y se pierda, la Dirección General de Arquitectura y Vivienda de la Junta de Andalucía se ha lanzado a una tarea ardua: realizar un inventario de los edificios rústicos de Andalucía. Desde 1993 cuando se inició el primer estudio piloto en el norte de la provincia de Cádiz y el sur de Córdoba se llevan inventariados un total de 1.442 edificios (se ha cubierto el 84% de la superficie andaluza) dignos de ser catalogados como Bien de Interés Cultural. Pero en este proceso de investigación, que ha sido realizado a pie de campo y llegando hasta los lugares más recónditos con la ayuda de mapas, se han encontrado otras piezas de menor relevancia por sus dimensiones o características, que podrían llegar hasta las 5.800, de las que se realizó una ficha y un archivo. Elementos medievales Magdalena Torres, miembro del grupo de estudio de la Dirección General comenta: "La investigación surgió para identificar un grupo de edificios que son parte del patrimonio pero que no tienen el reconocimiento de Bien Cultural". Las piezas más antiguas conservadas pertenecen a los siglos bajomedievales: testimonio de esta era es el rosario de piezas agrícolas adosadas a elementos defensivos medievales que jalonan Andalucía. La Dirección General señala la preocupante situación de conservación de la arquitectura agrícola en su conjunto, cuyo declive, iniciado hace tres décadas, se ha profundizado por las transformaciones de la población rural y el sector agrario. La estructuración y diversificación económica y social del campo, más centrada en el cultivo de invernaderos, ha supuesto el abandono de muchas edificaciones. Además, Torres apunta: "Hay un gran desconocimiento del valor de estas construcciones, incluso, por sus propios propietarios". La mayoría de las veces, señala la técnico de Arquitectura y Vivienda, estos edificios que han pasado a tener otros usos, no son rehabilitados, sino que se construyen de nueva planta. La investigación desmonta una serie convenciones como que el topónimo cortijo se conserva en todo el territorio para varios tipo de edificaciones. El mayor conocimiento de esta construcción ha monopolizado la visión de la arquitectura rural del sur de la península, dejando en segundo lugar edificios como la hacienda, los lagares, molinos o caserías de viña. O el predominio del blanco, en permanente contraste con portajes y maderas que muestran una amplia variedad cromática en verdes, rojos, grises y azul añil encendido, y que en la Baja Andalucía pierde preponderancia por las franjas y zócalos de color albero y entre Montoro y Andujar desaparece por un denso tono rojizo. Es imposible separar la arquitectura rural andaluza de los frutos que ofrece el campo: una trinidad mediterránea, la vid, el trigo y el olivo, con arraigo, que determina la característica primordial del diseño de estas edificaciones, su funcionalidad. Sentido económico En la búsqueda de lo práctico los materiales y técnicas constructivas prima el sentido económico y la utilización de materiales del entorno inmediato y sencillez de tratamiento: tierra, aglutinada con agua y aditivos, materia prima del tapial, fórmula más extendida; el adobe, en pequeños bloques de mezcla con áridos y fibras vegetales (Sierra Morena, entorno de Úbeda y Almería); el ladrillo, más costoso y menos frecuente, en algunas construcciones fábricas y como refuerzos de muros, esquinas y vanos y la piedra, que predomina en zonas montañosas, donde destaca la finamente labrada en sillares que se encuentra en áreas concretas asociadas a determinados afloramientos de calizas areniscas como los de piedra molinaza rojiza de Córdoba y Jaén El tradicional binomio cortijo-hacienda, para la tierra calma y el olivar, se da únicamente en la provincia de Sevilla. Espectacularidad de los tinaos o tinahoes, establos de bueyes de labor, recintos amplio de singular espacialidad, con arquerías sobre pilares y columnas, arcos apuntados transversales, bóvedas de arista y caños y elaboradas armaduras. La hacienda, con su grandiosidad, se restringe esencialmente en Sevilla y tierra limítrofes de Cádiz y Huelva.

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