Uno de los 20.000

Durante dos meses había estado esperando la llegada del 7 de junio. Yo era una de esas 20.000 personas que acudieron al estadio de La Peineta a disfrutar de un concierto magistral. Una vez más, Bruce Springsteen nos brindaba una noche de buen rock junto a la legendaria E-Street Band. Tan sólo hubo algo que impidió que el disfrute fuera completo. Sí, fue en los alrededores de este estadio donde la Benemérita, ante su incapacidad de poner orden al tráfico, se cebó poniendo multas del orden de 50.000 pesetas. La grúa también hizo su agosto.

De todos es conocido el orgullo que sintieron nuestras autoridades competentes, mentes pensantes del proyecto de La Peineta, y promotoras de su construcción, cuando por fin vieron cumplido su objetivo. Sin embargo, nadie cayó en la cuenta de que la zona carece de espacio suficiente para alojar a los vehículos de los visitantes cuando el estadio está a plena capacidad. Ante un acontecimiento como es la visita de una estrella de reconocida fama mundial, todos obtuvieron rentabilidad (Interior con sus sanciones de a 50.000, las arcas municipales con el servicio de grúa, y la Comunidad de Madrid con la explotación de su estadio). Negocio redondo.

Yo me pregunto, ¿son éstas las tasas que un ciudadano de a pie debe de pagar por disfrutar de vez en cuando de una actividad cultural en su ciudad? ¿Era tan difícil que las autoridades se hubieran puesto de acuerdo, previendo el caos que de hecho se organizóy hubiesen tomado las medidas oportunas? ¿O es que el afán recaudatorio de la Administración ya no tiene fin?

Estimados señores, recién concluida la campaña electoral, en la que han querido vender la moto ¿pretenden que me crea que trabajan por el bien del ciudadano? ¿O debo pensar que como en vez de ir al fútbol voy a conciertos no merezco el mismo tratamiento que el resto? Se me olvidaba, yo fui uno de esos agraciados con el premio de las 50.000, aunque no sé si aún debo estar agradecido por haberme ahorrado las 16.500 de grúa.-