Barra libre para celebrar el final

El final de la selectividad es un magnífico argumento para el solaz entre los madrileños de 17 y 18 años. Mañana comienza para ellos el último verano largo de sus vidas: quienes hayan aprobado dispondrán de tres meses largos de asueto, hasta principios de octubre. La perspectiva de unas prolongadas vacaciones y el final de los sufrimientos propios del examen son un buen motivo, en fin, para entonar un lema dulce y conocido: el célebre "esto hay que celebrarlo". En ese mismo punto es donde hacen acto de presencia los siempre avispados empresarios del mundo de la hostelería. Por el arbolado de la Ciudad Universitaria, eternamente asaeteado por reclamos de todo jaez, se extendía el tentador mensaje de una "fiesta fin de selectividad" en un disco-pub: barra libre por 2.600 pesetas. "Marcas concertadas" e "imprescindible presentar el DNI", puntualizaba el cartel.

La presencia masiva de adolescentes representa un mercado apetitoso para empresas del más variado pelaje. En las puertas de las facultades se respiraba ayer una frenética actividad comercial. La revista Entre Estudiantes regalaba un CD-ROM, patrocinado por la Universidad Europea (privada), con información sobre las notas de acceso a las diferentes carreras. Unas encuestadoras tanteaban al personal con un curso de inglés en Cambridge: "Éste es un primer sondeo. Luego debe mantener una entrevista con nuestro asesor". Y la Asociación Española del Experimento de Convivencia ofrecía "programas laborales en el estranjero" (sic). Una falta con la que no habrían aprobado la selectividad.