Hallazgo del presunto cadáver de Velázquez
Hace varias semanas empecé a hacerme ilusiones con el posible descubrimiento de la tumba de Velázquez en la plaza de Ramales de Madrid. Como fanático de Velázquez que soy, yo no ocultaba mi optimismo irracional ante esta novelesca búsqueda. Ahora, todo parece indicar que la momia trajeada y armada descubierta en San Plácido es el señor Velázquez in person. ¡Casi nada! Aún nos falta la última confirmación, el ADN, el DNI y no sé qué más para que nuestro particular Tutankamón reciba los plácemes del estamento político-cultural. Por el momento, todos optan por pasar de puntillas sobre el tema y restar valor al hallazgo, aunque se demuestre que el muerto es Velázquez ("son huesos, no cuadros", dicen). Pero algo me dice que en pocos días el rostro renegrido y desdentado de la momia en cuestión se convertirá en portada de todas las revistas. Y entonces empezarán las carreras.
¿Quién es el autor del hallazgo? ¿A quién pertenecen los restos? ¿Dónde se depositarán? Todo el mundo dice que son sólo huesos, pero estos huesos no se usarán como pienso para los pollos belgas, sino como pasto de turistas. Para bien o para mal, Velázquez y señora han dejado atrás su sueño eterno para darse una vuelta por la España del PP y la vorágine electoral, y como otros fenómenos culturales explotables, temo que van a sufrir más de un meneo.
Yo no oculto mi entusiasmo por el (digamos aún "presunto") descubrimiento. Si la identidad de los cadáveres se confirma, se nos brindará una posibilidad única para conocer mucho de lo que Velázquez, como persona, nos ocultaba. No sabemos casi nada de su vida, de su aspecto, de las enfermedades que tuvo o de lo bien o mal que comía. Tal vez al darnos de bruces con su momia se desvanezca la magia que existía alrededor de su figura, mitificada por desconocida. Pero, al menos para mí, esta aparición sería como una bendición, un milagro: una bomba histórica y científica. Que los intelectuales y políticos disidentes finjan desdén si quieren. Yo sigo soñando.
Y para terminar, unas palabras para la momia. Ojalá sea usted el señor Velázquez. Si es así, prepárese para una sobredosis de cobertura mediática y pasividad mal fingida. Yo le prometo que le lloraré y besaré su lápida, allá donde lo pongan, y pagando la entrada que haya que pagar.-
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