Volantes de pata negra

No sólo el espíritu, sino también el estómago alimentarán los cientos de kilos de comida que 58 artistas convertirán en obras de arte. El resultado de la transformación podrá admirarse y devorarse en la II Muestra de Arte Comestible, que se celebrará el sábado en el patio de la Diputación de Sevilla. Sin embargo, algunos no tuvieron que esperar hasta la noche del sábado y ayer pudieron despojar de sus vestiduras a una modelo que se estaba probando un traje de flamenca hecho a base de lonchas de jamón de pata negra. "Si no fuera de pata negra no se pegaba ni con super glú", afirmaba orgulloso Andrés Illanes, el cortador de Jamones Badía a quien le tocó destino tan extravagante. La principal preocupación de Carmen Navarro, comisaria de la muestra y directora de la revista Aspasia de la que ha partido la idea del traje, era resolver la fijación de las sustanciosas lonchas a la base de plástico, algo que, además de su grasita, necesitó algunos alfileres para mantener pegado el jamón a los volantes. A Susana Villegas, patronista de la Escuela Gaymar en la que se realizó la prueba de vestuario, le tocó hacer de modelo y ponerse además del traje de jamón, la peineta, los pendientes y el collar hechos de regañá, un pan de trigo duro que los panaderos recomiendan para acompañar el jamón. La noche del sábado, el traje lo paseará una modelo profesional. "He comido ya, pero con el olorcito me está entrando un hambre...", decía Susana Villegas mientras observaba como el ayudante del cortador restregaba cuidadosamente cada loncha por la parte más grasienta de la pata. El arte, en su estado más puro, nace como un goce desinteresado. El placer de contemplar algo bello compensaba tanto al creador como al espectador. Este estado de gracia no mercantilista es lo que podrán experimentar los creadores y el público que acuda a la Muestra de Arte Comestible. Después de admirar las obras de arte, cualquiera podrá dar buena cuenta de piezas que, algunas de ellas, costarían cerca de un millón de pesetas si estuvieran hechas de otros materiales. Un cráneo humano servirá de recipiente para la sesada de cordero a la pimienta que presenta Jesús Algovi bajo el título Finis gloriae mundi, una vanitas al más puro estilo barroco que podrá verse junto a la pieza Anamorfismo de José María Larrondo en la que también emplea un jamón de pata negra pero cortada de una forma totalmente atípica. Comerse el mundo, la obra que presentará Juan Lacomba, habrá que dejarla para el postre. El pintor ha ideado un ordenador de chocolate que encierra el mundo virtual en el que actualmente habitan muchas personas. Chocolate, además de frutos secos, es también la materia prima de Asco, la pieza con la Miguel Parra ha simulado un pañal usado. Carne de cañón es la performance que realizarán, antes del artístico banquete, en el patio de la Diputación, Javier Velasco, Antonio Quiles, Javier Arozena y Marisa Lafuente. Dos de los artistas se convertirán en matarifes y pintarán sobre el cuerpo desnudo de los otros las partes en las que se despieza un cerdo, el resto de la acción es un secreto.