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LA DESPEDIDA DE UN GRAN LÍDER

Un plan perverso

Las autoridades penitenciarias, frustradas por su incapacidad de abatir físicamente a Nelson Mandela, elaboraron un perverso plan para atacarle en su punto débil. Mientras estaba fuera de su celda picando piedra, metieron un recorte de periódico con el propósito de desmoralizarle, humillarle y hacerle flaquear en su compromiso político. El titular, aparecido durante su tercer año en la cárcel, decía que se había citado a Winnie como implicada en un caso de divorcio. Es decir, la esposa agraviada la había acusado de mantener una relación adúltera con su marido.

El hombre con el que Winnie había tenido esa supuesta aventura era Brian Somana. Éste, de quien más tarde se averiguó que era un informante del Gobierno, había utilizado la relación con ella para hacer caer a destacados activistas políticos en manos de la policía.

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Nelson y Winnie

Mandela conocía a Somana desde antes de entrar en prisión y animó a Winnie a que le pidiera ayuda siempre que surgiera la ocasión.

Neville Alexander, que pasó 10 años en Robben Island, recuerda que Mandela les llamó, a otros presos políticos y a él, para hablar del incidente. Pero no como se esperaban. "Lo primero en lo que pensó fue el daño político que un incidente así podía haber causado, y nos dejó de piedra", relata. "No era la reacción de un cornudo. Nada que ver. Creo que, para él, era más una forma, por parte de las autoridades y el enemigo..., una forma de romper las defensas del movimiento de liberación. Su preocupación inmediata era "¿Cómo controlamos los daños?".

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