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Reportaje:

La única capital de alivio para el PNV

Todos se muestran dispuestos a trabajar por una capital que ha pasado en la última legislatura de ser una realidad en maquetas a convertirse en un destino turístico obligado de los grandes operadores. Con esta nueva realidad Iñaki Azkuna, Antonio Basagoiti, José María Gorordo, Dimas Sañudo, Lander Etxebarria y Julia Madrazo deberían haber hecho campaña, al menos informativa, entre esa creciente marea de turistas que lo mismo visitan ahora la retrospectiva de Eduardo Chillida en el museo Guggenheim que observan obnubilados la fachada de la iglesia de San Nicolás, en pleno Arenal de la capital vizcaína. Bilbao ya no es "la capital del vicio, humo, navaja y dinero" donde "todo el mundo es bueno si después paga el servicio" de la que hablaba La Otxoa en su primer tema de éxito hace ya demasiados años. De la fachada central del consistorio bilbaíno cuelga una pancarta con un lema de futuro: "Pakea behar dugu-Necesitamos la paz". Y no es que los candidatos hayan pasado por encima durante la campaña de asuntos con los que van a tener que lidiar durante los próximos cuatro años: pérdida de habitantes -se ha pasado en cuatro años de casi 374.000 habitantes a cerca de 356.000-, cuatro barrios de la periferia con el subrayado nada glorioso de tener un paro y un analfabetismo que dobla la media nacional como Bilbao la Vieja, Rekalde, Basurto y Otxarkoaga y, encima, una "pandilla de gamberros", como ha dicho el alcalde in pectore de la capital, que ha descabezado a uno de los más ilustres escritores y filósofos que ha alumbrado la villa, don Miguel de Unamuno. "A mí, salvando las distancias", ha llegado a asegurar en un debate de campaña organizado por Radio Bilbao Iñaki Azkuna, "me hace sufrir tanto que roben la cabeza de Unamuno como que le descabecen al payaso Tonetti". Pero, pese a las desigualdades evidentes que existen entre los barrios, Bilbao, "la capital de Euskadi" de la que habla el ex alcade José María Gorordo, es una auténtico diamante en bruto para gestionar. Y el nuevo alcalde tendrá además la suerte añadida de celebrar en el año 2000, con todos los que quieran apoyar la efeméride, los 700 años de la fundación de la villa por Don Diego López de Haro. Pero entre tanto canapé y celebración de postal en el nuevo milenio, el futuro equipo rector -a todas luces surgido de alguna coalición poselectoral- tendrá que lidiar con problemas más que reales. Las zonas verdes, la polémica incineradora de Zabalgarbi, el acceso a la vivienda, los nuevos yacimientos de empleo para contrarrestar el paro, la normalización lingüística y una buena gestión cultural para que el emblemático museo de Frank O. Gehry o el Palacio de Congresos Euskalduna responda a las expectativas generadas y a los miles de millones invertidos entre tanto monumento de titanio y de acero corten. Las encuestas se han puesto unánimes en dar por segura ganadora a la coalición PNV-EA, que en Bilbao es casi sólo el partido de Arzalluz. Pero como a los peneuvistas les gusta gobernar con una mayoría confortable, puede presumirse que el gobierno municipal será una empresa compartida entre varias siglas. Cuáles sean éstas dependerá de los resultados del resto de candidaturas. Por ejemplo, Julia Madrazo (IU), José María Gorordo (ICV) o la propia Euskal Herritarrok (EH), con Lander Etxebarria y su corte de organismos populares, cristianos y sociales que dicen traer "aires nuevos" para la capital. No en vano, el PNV, con el ya casi eurodiputado, Josu Ortuondo, ha establecido un auténtico cóctel de alianzas que han unido en dos legislaturas sus siglas con el PSE y EA, primero; luego con el PP -hasta las navidades de 1997-, y en las postrimerías de la última legislatura, con los socialistas e IU. La candidata de la coalición de izquierdas, Julia Madrazo, coincide en sueños de bisagra con José María Gorordo, que ha alquilado el Chimbito para convencer incluso a los mubles de la ría de que él es, "sin duda, el mejor alcalde para Bilbao". Ambos pretenden ser la llave de la gobernabilidad para el próximo milenio. El ex alcalde, que se sonríe cuando le ponen encima de la mesa los adversos resultados de las encuestas para ICV, tendrá primero que vencer estos malos presagios, mientras que Julia Madrazo espera mantener dos de sus actuales tres concejales para "escorar hacia la izquierda" al próximo equipo de gobierno. "Ya lo hemos hecho una vez y se puede volver a repetir", asegura voluntarista. Los socialistas, con dí más zonas verdes, dí más empleo, con Dimas Sañudo a la cabeza, aguardan en la retaguardia. Sabedores de que es posible ques, tras el 13-J, los nacionalista tengan que poner encima de la mesa alguna capital o Diputación que se les puede marchar de Lizarra, esperan la negociación, ésta sí, como el maná definitivo, en su firme apuesta por construir Euskadi entre nacionalistas y no nacionalistas. Y, finalmente, el heredero de Ascensión Pastor, Antonio Basagoiti, con la bandera de la "garantía de futuro", según reza su campaña publicitaria, mantiene la carrera iniciada por los populares en octubre para soplar de cerca la nuca de Azkuna.

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