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FIN DE LA GUERRA La implicación española

La crisis de los Balcanes costará 50.000 millones a España este año

La factura militar que pagará España por la crisis de los Balcanes rondará los 50.000 millones de pesetas este año, según las primeras estimaciones oficiales. A los más de 20.000 millones anuales que venía costando el despliegue de 1.500 efectivos en Bosnia-Herzegovina, habrá que sumar una cantidad similar para sufragar el envío de hasta 1.200 militares a Kosovo, por encima de 7.000 millones invertidos en los 400 soldados que operan en Albania y los más de 2.000 gastados en los bombardeos de la OTAN sobre Yugoslavia.

, Esta cifra no incluye la contribución española a la reconstrucción de la zona -para la que el Ministerio de Economía ha reservado 7.000 millones de pesetas en créditos de ayuda al desarrollo-, de forma directa o a través de instituciones multinacionales, como la Unión Europea. Y tampoco los fondos que los departamentos de Trabajo y Exteriores han reservado para atender a los refugiados kosovares, a través de organizaciones no gubernamentales, en territorio español o en países limítrofes, que superan los 2.500 millones. Lo abultado del coste, y la convicción de que éste se prolongará durante muchos años, han llevado al presidente José María Aznar a negarse a incrementar la contribución española a la fuerza de paz para Kosovo por encima de los 1.200 soldados. El Ministerio de Defensa había estudiado un sustancial incremento, para evitar una aportación inferior a la de países de menor peso político y económico, como Holanda (con 2.050 militares), y, sobre todo, para mantener la proproción con la contribución italiana, en cuya brigada se integrarán los soldados españoles, que antes doblaba y ahora más que triplica a la de España. Responsables militares de los dos países discuten durante estos días la participación española en dicha brigada, en la que se integrarán también unos 300 soldados portugueses, que tendrá su zona de responsabilidad al oeste de Kosovo, en torno a la localidad Pec, cerca de la frontera con Montenegro y Albania. Los 1.200 soldados españoles se han concentrado ya en la base de Viator (Almería) y en el acuertalamiento de la Agrupación Logística 41, en Zaragoza. En Almería se prepara la Brigada de la Legión, que aportará el grueso de los efectivos y está previsto que se traslade en barco hasta el puerto griego de Tesalónica. En Zaragoza se concentran los efectivos de apoyo que viajarán hasta Macedonia por vía aérea.

Al inicio de julio en Kosovo

Fuentes de Defensa indicaron que las tropas españolas están preparadas para partir en un plazo de 48 horas, pero que el plan de la OTAN no prevé su entrada en Kosovo hasta 20 o 30 días después de la orden de activación, que se dió ayer. Antes de la entrada del contingente en la provincia serbia, a principios de julio, deberá desplazarse la comisión de aposentamiento, para preparar la zona donde se asenta. La composición de la agrupación española no estaba ayer definitivamente cerrada, pues falta un conocimiento directo de la situación sobre el terreno y de las consiguientes necesidades. En Defensa se barajaba la posibilidad de aumentar la presencia de ingenieros y de incluir helicópteros Chinook de transporte, seguramente los dos que ya están en Albania y que podrían trasladarse a Kosovo cuando concluya su misión de apoyo a los refugiados. En todo caso, la cifra de militares nunca podría sobrepasar los 1.200, que fue el máximo aprobado por el Consejo de Ministros en su acuerdo del pasado 26 de febrero. El Gobierno considera que este acuerdo legaliza la participación de las tropas españolas en la fuerza de paz para Kosovo (Kfor), pero el portavoz del PSOE en la Comisión de Exteriores del Congreso, Rafael Estrella, no opina así. Aunque el plan es el mismo -Joint Guardian o Guardia Conjunta-, advierte, aquella era una operación de la OTAN, "bajo la autoridad, dirección y control político del Consejo del Atlántico Norte, a través de la cadena de mando militar de la Alianza Atlántica", según especificaba el acuerdo del Consejo de Ministros, mientras que ahora se trata de una operación bajo autoridad de la ONU. En todo caso, según recuerda Estrella, el Gobierno no ha informado formalmente al Congreso del contenido de aquel acuerdo, en parte porque el fracaso de las conversaciones de Rambouillet lo dejó aparcado. En su opinión, debería hacerlo ahora, y antes de comprometer las tropas, ya que, a pesar del acuerdo alcanzado con Belgrado, se trata de una misión de riesgo, que incluye entre otras tareas el desarme de la guerrilla independentista del ELK. Ayer tarde, el presidente del Gobierno, José María Aznar, pidió comparecer ante el pleno del Congreso para dar cuenta del final de la guerra y de la participación española en la fuerza de paz. Es previsible que la comparecencia se una a la prevista para el miércoles, cuando debe informar de la cumbre de la Unión Europea celebrada los pasados 3 y 4 de junio en Colonia (Alemania).

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