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GUERRA EN YUGOSLAVIA Los derrotados

La sensación de alivio se impone finalmente en Yugoslavia, aunque todavía caen las bombas

ENVIADO ESPECIALAunque faltan muchos detalles del plan de paz y persisten las amenazas de una continuación de los bombardeos, los serbios se acostaron anoche finalmente con una sensación de alivio. La última jornada de miedo comenzó con un tenaz ataque aliado contra posiciones militares y baterías antiaéreas en Kosovo, el enésimo bombardeo sobre el aeropuerto militar de Batajnica y contra lo que queda de la refinería de Pancevo, cerca de Belgrado, que ardía después de ser alcanzada por dos misiles en las primeras horas de ayer.

El día concluyó con el anuncio de que el plan del G-8 iba camino del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, una señal de que el largo ataque contra Yugoslavia, que empezó el 24 de marzo, está a punto de concluir. El controvertido exvicepresidente Vuk Draskovic afirmó, incluso, que la paz "es cuestión de horas"."Ya era hora", comentó con rostro cansado pero alegre Rada, una joven camarera de un hotel céntrico. Había enviado a sus dos hijos pequeños a vivir con sus tíos en una pequeña localidad rural cercana a Novi Sad nada más iniciarse la ofensiva aliada, hace 77 días. "Si todo sale bien, podré traérmelos pronto a casa"

[Las alarmas antiaéreas sonaron la pasada madrugada en todaYugoslavia, según informó el centro Protección civil serbia. Desde el comienzo de los bombardeos las alarmas han sonado 143 veces sólo en Belgrado].

La televisión serbia se limitó a dar cuenta de los resultados de la cumbre ministerial occidental. Sólo cuestión de tiempo para que el aparato propagandístico del Gobierno de Slobodan Milosevic proclame la fórmula de arreglo, incluyendo el repliegue de los aproximadamente 49.000 soldados y policías serbios acuartelados en Kosovo, como un "triunfo político" de Belgrado.

[Desde Barcelona, el Alto Comisionado de la Comunidad Internacional para Bosnia-Herzegovina, Carlos Westendorp, opina que Milosevic no tiene ahora otro camino que dimitir. "Se le han acabado prácticamente sus oportunidades, y al final de la guerra, o se va de Yugoslavia dentro de unos meses o acabará como la familia Ceaucescu", el dictador rumano asesinado en la Navidad de 1989. Westendorp considera que "el ejército yugoslavo está muy descontento, pues ahora se pregunta porqué se ha hecho la guerra si se aceptan las mismas condiciones que se ponían al principio"].

Milosevic había insistido en la necesidad de una intervención de la ONU y desechado la idea de una imposición de la OTAN. Pero queda por ver si Milosevic va a poder salvar la cara tras acatar una resolución del Consejo de Seguridad que parece haber sido concebida y forjada en Bruselas. Ese empeño estuvo ilustrado por un interesante, aunque inútil, gesto del portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores yugoslavo, Nebosja Vujovic, quien insistió en que las fuerzas policiales de su país deberán ser desplegadas en las fronteras con Macedonia, Albania y Bosnia para determinar qué refugiados pueden volver a Kosovo. Naturalmente, la idea fue descartada por la OTAN. Mientras, sigue sin conocerse con exactitud la envergadura de lo que será la presencia, esencialmente simbólica, de la derrotada Yugoslavia en Kosovo. Pero todos en Belgrado apuestan por que será reducidísima, y sin otra misión que la de darle un barniz de soberanía yugoslava a unos cuantos centinelas en la provincia de un país que se halla en el umbral de una larga ocupación. Fuentes gubernamentales dijeron ayer que Belgrado se pronunciará oficialmente sólo una vez que se apruebe la resolución de Naciones Unidas y se conozca la composición de la fuerza internacional de seguridad que, según fuentes occidentales, podría comenzar su despliegue en pocos días. Se da, sin embargo, por excluida la posibilidad de que Milosevic se encargue personalmente de explicar a su pueblo para qué ha servido su obstinación.

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Las relaciones de Belgrado con Montenegro, la otra república que, junto a Serbia, forma Yugoslavia, se verán muy afectadas por la guerra. Ayer, su presidente, el reformista Milo Djukanovic, aseguró que cuando cesen los bombardeos planteará a Serbia una reorganización de la Federación Yugoslava. "Es responsabilidad elemental del Estado y simple sabiduría buscar nuevas soluciones para superar los errores del actual sistema constitucional y legal yugoslavo, que han causado abusos drásticos a Montenegro", afirmó Djukanovic en Podgorica. El presidente montenegrino pidió, asimismo, a la comunidad internacional el cese de los bombardeos para evitar "nuevas víctimas y mayor destrucción".

Cambio político

Además de por Montenegro, el presidente yugoslavo debería estar seguramente también muy preocupado por su futuro personal. Tanto el presidente norteamericano, Bill Clinton, como su aliado principal, el primer ministro británico, Tony Blair, subrayaron ayer que, si bien sus países están dispuestos a contribuir a los esfuerzos de reconstrucción de Yugoslavia, primero tendría que producirse un "cambio político" en Belgrado. Es decir, la defunción del régimen de Milosevic, a quien ambos quieren ver cuanto antes sentado en el banquillo de los acusados del Tribunal Penal Internacional de la Haya para los crímenes de guerra en la antigua Yugoslavia. Precisamente ayer, Suráfrica advirtió a Milosevic de que será detenido si osa presentarse en Johanesburgo para la investidura de Thabo Mbeki como nuevo presidente.

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