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Lisboa busca trabas legales para bloquear la entrada del BSCH en el Grupo Champalimaud

El Gobierno portugués mostró ayer fuertes reticencias al acuerdo alcanzado entre el Banco Santander Central Hispano (BSCH) y el grupo luso Champalimaud, y ha ordenado una investigación exhaustiva para confirmar "la legalidad" de la operación, en la que intervendrán varios organismos oficiales. El secretario de Estado de Finanzas, Fernando Teixeira, sostiene que la familia Champalimaud se ha aprovechado del "trato de favor" recibido del anterior Gobierno para reconstruir un importante grupo financiero cuya alianza con el BSCH supone "una pérdida del poder nacional".

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Contra "el miedo atávico"

, La reacción del Gobierno portugués al acuerdo alcanzado el lunes no ha podido ser más violenta. De la sorpresa, el desagrado y la estupefacción iniciales ha pasado a preparar una minuciosa investigación para intentar bloquear la alianza. A través del Ministerio de Finanzas, el Gobierno del socialista António Guterres ha ordenado una investigación sin precedentes. La Fiscalía General del Estado, el Banco de Portugal, la Comisión Nacional del Mercado de Valores y el Instituto de Seguros de Portugal analizarán con detalle la operación. El objetivo es, según el departamento de Finanzas, "verificar la legalidad y transparencia del intercambio de participaciones entre los dos grupos", dado que la operación "puede cuestionar los derechos de los pequeños accionistas y las empresas afectadas, de acuerdo con las regulaciones de los procesos de privatización" a que fueron sometidas algunas de las compañías del grupo portugués. El BSCH y la familia Champalimaud firmaron el lunes un acuerdo mediante el cual la entidad española adquiere el 40% del grupo financiero portugués a cambio de una participación del 1,6% en el BSCH.

Trato de favor

Tras nacionalizarse todas sus empresas durante la revolución de los claveles (1974-1975), António Champalimaud, de 80 años de edad, reconstruyó su imperio durante el periodo de reprivatizaciones llevado a cabo por el Gobierno conservador de Aníbal Cavaco Silva. Ahora posee un gran consorcio, Munfinac, que controla cuatro grandes bancos portugueses, con inversiones en Brasil: el Pinto & Sotto Mayor, el Totta & Azores (que perteneció al Banesto de Mario Conde), el Banco Predial Portugués y el Chemical Portugal. Su patrimonio está valorado en cerca de 180.000 millones de pesetas. El secretario de Estado de Finanzas portugués, Fernando Teixeira, manifestó ayer que "el negocio supone una negación del trato de favor recibido por António Champalimaud del anterior Gobierno para crear un centro de decisión nacional en el sector financiero". Explicó que el Grupo Champalimaud "podría haber encontrado una solución nacional", dado que varios bancos portugueses se encontraban muy interesados en una alianza. De hecho, tras la fusión del Santander con el Central Hispano y la ruptura de la alianza entre éste y el Banco Comercial Portugués (BCP), el Gobierno socialista impulsó una estrategia nacional para evitar que el sistema financiero portugués cayera en manos de los grupos españoles. Con el objetivo de frenar, en palabras de Teixeira, la "invasión española" o " de evitar que la economía portuguesa sea pura y simplemente tragada por una economía mayor", el secretario de Estado de Finanzas explicó hace algunas semanas que una simple asociación de la banca comercial privada con la Caixa Geral de Depósitos u otras instituciones públicas con similares estatutos impediría cualquier tentativa de compra. Teixeira también declaró ayer: "Tenemos que respetar la lógica de la construcción europea, pero esa lógica no puede destruir centros de decisión nacional en sectores estratégicos como es el financiero". Evidentemente, el comunicado oficial del Ministerio de Finanzas portugués no reconoce expresamente el intento de bloquear dicha operación, pero admite albergar serias "dudas sobre la legalidad y la transparencia" de la citada alianza. Fuentes gubernamentales reconocieron a este periódico que la investigación ordenada pretende, sin ningún género de dudas, bloquear el acuerdo financiero y afirmaron desconocer cuánto tiempo necesitarán los organismos implicados para esclarecer definitivamente el caso. Fuentes del BSCH señalaron que la operación es totalmente correcta y remarcaron que el acuerdo deja en manos portuguesas la mayoría del consorcio de los Champalimaud. La dirección del BSCH ha decidido que la entrada del socio portugués se produzca a través de una ampliación de capital. El 1,6% del BSCH vale en Bolsa alrededor de 601 millones de euros (más de 100.000 millones de pesetas). El acuerdo también conlleva que Munfinac salga a Bolsa.Con esta salida al mercado, que no está prevista a corto plazo, ambos socios reducirán su presencia en Munfinac. La participación de la familia Champalimaud pasará del 60% actual a un mínimo del 43%. El 40% del BSCH se convertirá en un mínimo del 32,5%.

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