¿En qué hablan los partidos?
Detrás de los infructuosos esfuerzos del presidente de la Generalitat para esconder su acento murciano en las cuñas electorales en las que habla en valenciano, la doble traducción del lema socialista "Contigo" en "Amb tu" y "Al teu costat" o la sensible presencia de esta lengua en los anuncios televisivos que piden el voto para las diversas formaciones, la realidad del uso del valenciano entre los partidos es muy distinta. No es fácil escuchar al otro lado del teléfono un "bon dia" cuando se llama a los principales partidos que se presentan a las elecciones. Más complicado es que ante un interlocutor que se expresa en valenciano, el militante encargado de responder a las llamadas haga el esfuerzo de responder en esta lengua. Si el idioma de un partido es el que usan quienes atienden al teléfono, sólo el Bloc Nacionalista Valencià habla valenciano. En cualquiera de las tres sedes provinciales de esta formación, que se presenta coaligada con Els Verds, quienes responden lo hacen en un valenciano fluido y exquisitamente normativizado. El propio Pere Mayor, aspirante a presidir la Generalitat se expresa en esta lengua con sus colaboradores y en su círculo personal más íntimo. De hecho, su hijo de ocho años acude a un colegio público donde recibe las clases íntegramente en valenciano. Como el pequeño de cinco años de Joan Ribó, candidato de Esquerra Unida. Esta formación destaca, junto a la anterior, por su atención a la lengua, excepto en su sede de Alicante, en la que responde en castellano. Pese a este detalle, EU se caracteriza por extender su ortodoxia ideológica hacia el campo lingüístico. Entre sus propuestas incluye la petición de que el Institut d"Estudis Catalans (IEC) sea reconocido como la autoridad lingüística "con competencia para actualizar la normativa de la lengua catalana", aunque reconoce competencias al Institut Interuniversitari de Filologia Valenciana y la Acadèmia Valenciana de la Llengua "para asesorar y dictaminar sobre cuestiones lingüísticas, en coordinación con el IEC". Pese a ser la lengua materna y la que generalmente usa para expresarse su candidato a presidente del Consell, Antoni Asunción, el PSPV responde en castellano a quienes les llaman a sus sedes valenciana y alicantina. A lo máximo que puede aspirar el valencianoparlante es a un "bon dia" al iniciar la conversación y un "adeu" de despedida. Quizás por ello, en su programa el PSPV recoge la "potenciación del uso social y popular" de la lengua y aboga por realizar "campañas específicas de promoción". Los defensores del "idioma valencià", el secesionismo lingüístico y la derogación de la órden del Ministerio de Educación que homologa los títulos de licenciado en filología valenciana a los de filología catalana - propuesta incluida en su programa electoral- tienen un lunar negro en Alicante. En esta sede de Unión Valenciana, no se responde en otro idioma distinto al de Cervantes. En su cruzada contra la "catalanización" del valenciano incluye "legislar en materia de libros para que se adecúen a lo que dispone el Estatuto de Autonomía" y la defensa de una gramática sin consistencia académica. En su persecución del voto regionalista, el Partido Popular se ha acercado a posturas propias de UV. El miércoles pasado el líder popular, Eduardo Zaplana, llegó a visitar la junta directiva de la Real Academia de la Lengua Valenciana, entidad que aboga por una normativa lingüística distinta a la del catalán y se mantiene enrocado en las posturas del blaverismo. Junto a estos gestos, el programa electoral de los conservadores combina una apuesta por la Acadèmia Valenciana de la Llengua -de la que se atribuyen la paternidad- con la elaboración de una especie de libro de estilo que fije determinadas recomendaciones "por las variantes valencianas" en la lengua de la Administración. Pese a estas atenciones, en ninguna de las sedes populares se responde o habla en valenciano, un hecho extensible al propio Zaplana, gran parte de los miembros del Ejecutivo o los más destacados dirigentes del partido, quienes rara vez se expresan en esta lengua. Un ejemplo de ello es la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá quien excepcionalmente va más allá de un bon dia o bones falles.
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