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La CE cree que las urbes españolas integrarán la lista de 'ciudades sucias'

Dificultades para cumplir con la directiva sobre calidad del aire

Las grandes ciudades españolas, así como las regiones a las que pertenecen, tendrán "bastantes problemas" para cumplir los límites máximos de presencia de contaminantes que establece la directiva marco sobre calidad del aire que entrará en vigor en el año 2001. Así lo aseguró ayer en Madrid Prudencio Perera, responsable de la política de medio ambiente urbano de la Comisión Europea, en su intervención en unas jornadas sobre saneamiento atmosférico. En su opinión, ello supondrá una importante merma para el desarrollo económico de las ciudades afectadas en relación con otras urbes europeas.

Perera aseguró en las jornadas organizadas por el Colegio Oficial de Físicos y la Fundación Gómez Pardo que, si las grandes ciudades españolas siguen actuando igual que lo han hecho hasta ahora, "van a tener bastantes problemas" para cumplir los límites de emisión de los principales contaminantes atmosféricos (dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno, benceno, ozono, metales y partículas), algunos de los cuales serán obligatorios en el 2001.Para este responsable de la Comisión Europea, la clave está en que las autoridades de ciudades y regiones tomen conciencia de que las consecuencias de la contaminación del aire "no solamente son cosas muy graves" por sus graves consecuencias en "la salud de los niños, muertes prematuras u hospitalizaciones". "Una región o ciudad que tenga problemas de calidad de aire limitará su crecimiento económico de una manera brutal", añadió. "La directiva va a poner en lucha el desarrollo de distintas regiones de Europa, y está claro que va a haber ciudades ganadoras que van a poder crecer más y ciudades perdedoras en las que cualquier desarollo económico no podrá ser contemplado", dijo Perera.

La penalización económica que sufrirán las ciudades y regiones españolas que no cumplan con los valores límite de la directiva vendrá precisamente a través de la competencia con otras urbes europeas. Las ciudades que en el 2001 estén por encima de los límites sólo podrán reducir emisiones para alcanzar los niveles, lo que supondrá una reducción de su actividad industrial; además, tendrán que informar de ello a sus ciudadanos, que verán la inclusión del lugar donde viven en una "lista europea de ciudades sucias".

Para Perera, hay que actuar "en muchos frentes" a lo largo de los años, cambiando calderas, renovando el parque automovilístico o modificando los procedimientos industriales. Por esta razón, cree que hay ciudades para las que ya, hagan lo que hagan, "es demasiado tarde".

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