La gasificación y el embalse

En una localidad como Salvatierra la aparición de Evaristo y sus huestes al frente de uno de los grupos más irreverentes del país tendría que haber provocado indignaciones varias. Sin embargo, se asumió como una cualidad propia, al igual que la fábrica de helados Miko (en la cercana localidad de Araia, con una plantilla de 700 personas en plena temporada) o el tener un casco histórico único en la zona. Todo sirve para que Salvatierra mantenga su carácter propio, que refleja el gran número de asociaciones y la intensa vida que mantiene durante los fines de semana. Pero el crecimiento del pueblo y su consolidación como centro de la comarca también tiene sus inconvenientes. Así, para estos próximos cuatro años, Iñaki Beraza tiene previsto la gasificación de la zona industrial y del casco urbano, además de concluir con los problemas de agua: "Salvatierra va a necesitar del embalse que propone la Diputación para toda la Llanada en la zona de Galarreta", confirma el alcalde. Además, el Ayuntamiento se ha propuesto mantener la atención en los servicios sociales que ya funcionan en la actualidad, como la guardería, el centro de salud (a medio camino entre el médico rural y la sanidad urbana) y la escuela de música, con más de 250 matrículas, auténtica cantera de los seguidores de La Polla Records.